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Le tenía ganas al arco de Boca. Ya desde muy niño soñaba con parecerse al ‘Loco’ Gatti, su ídolo, y de grande pudo cumplir su sueño. Encima, compartió vestuario con él. Hasta que llegó el momento. Tras su paso por Vélez y el América de Cali, el ‘Mono’ arribó a Boca por pedido del ‘Pato’ Pastoriza. Gatti venía en declive y el retiro lo esperaba a la vuelta de la esquina. Y para reemplazar a semejante monstruo había que traer a alguien similar.
El 18 de septiembre de 1988 se jugó una nueva edición del Superclásico en el Monumental. Pastoriza se la jugó y decidió poner a Navarro Montoya de entrada. El ‘Mono’, con su buzo azul y blanco a rayas horizontales, hacía su estreno exclusivo en la valla Xeneize. Boca ganó 2 a 0 y él tuvo una activa participación. Le tapó un mano a mano a Centurión y tuvo que esforzarse bastante. Su cara de pibe y su sonrisa de felicidad fueron el inicio de una etapa brillante.
Momento inmortal para todos los Xeneizes que recordamos con EL PARTIDO EN DIEZ MINUTOS DE LA SEGUNDA FECHA DEL TORNEO 1988/89 EN EL QUE BOCA JUNIORS DERROTÓ A RIVER POR 2 A 0 CON GOLES DE WALTER PERAZZO Y ALFREDO GRACIANI
