«25 años del Víctor Hugo Argentino», por Jorge Fontevecchia, CEO del Grupo Perfil

Noticias - 25 de Febrero de 2006

No sé mucho de fútbol. No escucho transmisiones de partidos por radio. No conozco al señor «ta ta ta». Me perdí sus célebres metáforas como aquella de «barrilete cósmico» al relatar el segundo gol de Maradona contra los ingleses en el Mundial de 1986. Yo conozco a otro Víctor Hugo.

 Conozco al señor Morales, el vecino que se sienta en la butaca de al lado en el abono de ópera del Teatro Colón y siempre grita j Bravo! al final de cada acto con su voz profesional: parece otro tenor que se escapó del escenario. En los entreactos no va a hacer sociales: se queda en su butaca interrogándome sobre política y periodismo. Cuando la música vuelve a encenderse, él entra en trance nuevamente y disfruta como un chico hasta el final del espectáculo. Siempre me pregunté: ¿cómo aguanta esta persona que se levantó a las 5 de la mañana para hacer su noticiero matinal y se volverá a levantar a esa hora al día siguiente, para resistir hasta la medianoche esas veladas de cuatro horas en el Colón? En los tres anos que llevamos de vecinos no lo vi faltar una sola de las noches que yo fui. Conozco también a) Víctor Hugo de Desayuno, de las mañanas de Canal 7, quien solvente y serio conduce el programa periodístico contra el que quiso competir Daniel Hadad en persona y perdió a pesar de la austeridad de medios del primero frente a la riqueza de recursos materiales del segundo. Creo que durante ese breve duelo televisivo. Desayuno no fue para la audiencia un programa periodístico sino una especie de batalla épica entre el Imperio Galáctico y los jedi que encamaba Víctor Hugo. Hoy. ya sin Hadad como conductor, la mañana de su Canal 9 bate cómodamente en esa franja horaria a Canal 7 confirmando la investidura simbólica que tuvo aquella confrontación. Con su programa de TV, nunca podre ser objetivo porque mi mujer, Myriam, es columnista de Desayuno desde hace varios años v parte de su problemática cotidiana integra mi vida familiar. Conozco otros dos Víctor Hugo con los que tampoco puedo ser muy objetivo pero que completan mi visión de el. El columnista de la contratapa del suplemento de Deportes del diario Perfil sobre el que hace unos pocos días el director de la revista Hombre, también de esta editorial. Norberto Chab, quien fue periodista deportivo en sus orígenes, me decía: iqué ejemplo es Víctor Hugo para los periodistas jóvenes! Es un señor que ya no tiene ninguna necesidad, consagrado, y que sin embargo sigue peleando contra el poder establecido del deporte oe la FIFA, la AFA y Torneos y Competencias. Su resistencia a la agenda oficial y su lucha por la independencia son un mensaje para los chicos que empiezan en esta profesión». Sé de sus inquebrantables convicciones: hace algunos años me tocó ver cómo en Desayuno, Víctor Hugo criticaba a Perfil durante un conflicto sindical. Equivocado o no Víctor Hugo defiende sus opiniones tozudamente y aún cuando me tocó ser víctima de su dogmatismo, un hilo de similitud rebelde me unía a él generándome simpatía e identificación con ese periodista que no tenía precio. Conozco, también, al Víctor Hugo amigo de mis amigos. Del Director Comercial de Perfil. Ernesto Secchi, quien siendo periodista deportivo integró el equipo de sus trans-misiones deportivas en radio Mitre, y del ex corresponsal de NOTICIAS en New York, actualmente director de Comittee to Protcct Journalists en Estados Unidos, Carlos Latiría. Su entrañable y perpetua solidaridad con sus afectos me generaron respeto aún desde cuando sólo lo conocía a través de los amigos comunes. Fueron esos amigos comunes los artífices iniciáticos de la relación que luego construimos personalmente.
Recuerdo que cuando reapareció el diario Perfil y nos encontramos en el Colón me dijo: «era el diario auc yo esperaba, me imaginaba que iban a hacer un producto de esa
calidad». El había aceptado ser uno de los columnistas emblemáticos de Perfil, al igual que Jorge Lanata» sin ver siquiera un número cero: alcanzaba con lo que Perfil había sido en 1998. Freud decía que nada en la vida es por casualidad. Nuestro caminos se cruzaron no por obra del azar sino como resultado previsible de nuestras historias, carreras y visiones del periodismo.
NOTICIAS me pide que escriba esta columna sobre Víctor Hugo porque esta semana se cumplen 25 años de sudebut en la radiofonía argentina. Pregunté: ¿son sus bodas de plata con la radio o con la Argentina misma? Resulta sintomático que su cuarto de siglo con el país se cumpla en el momento en que la Argentina atraviesa la mayor crisis con su país de origen. Uruguay. Imagíno sus contradicciones en estos momentos. Víctor Hugo ya es más argentino que uruguayo, pero la patria I de nacimiento vive en uno. no importa cuantos años haga que uno no viva en ella. Personalmente siempre tuve hacia el Uruguay un afecto local. Para mí. Uruguay no es Punta del Este sino Montevideo, donde viví en 1975 cuando dirigí la primer newsmagazine de ese país que se llamaba, curiosas vueltas del destino, nada menos que Noticias. Siempre recuerdo que
Borges decía que ir a Montevideo era viajar a la Buenos Aires de veinticinco años atrás: por lo menos para mi, por ese entonces, fue así. ¿Será para Víctor Hugo Buenos Aires
la Montevideo de dentro ae 25 años? No seria difícil que dentro de 25 años tengamos el puente Buenos Aires-Colonia, un tren rápido que hasta conecte Retiro con Estagao da Luz en el centro de San Pablo, como el AVE que une Madrid con Barcelona o París con Londres, y todas las actuales discusiones sobre el Mercosur. La integración de nuestros países, y el conñicto de las papeleras del año 2006 sean un pequeño epígrafe en la historia. Recuerdo que cuando comencé mi carrera fui citado junto con los directores de los medios gráficos de fines de los TO a la Casa Rosada porque la Argentina estaba evaluando un eventual increscendo de su conflicto con Brasil a causa de la construcción de la represa de Itaipú (se decía que nos iba a dejar sin agua). Hoy parece un chiste pero hace veintipocos años para los militares que gobernaban Argentina y Brasil por entonces, la hipótesis de un conflicto armado no lo era. Cuando me tocó vivir en Brasil, años después, me explicaron que los ferrocarriles eran de trocha angosta (y no la normal como en Argentina) porque las vías férreas se construyeron dentro de un plan estratégico de defensa nacional para que el ejército argentino no pudiera usar nuestros vagones para transportar los soldados en una eventual invasión a Brasil. Ojalá los gobernantes actuales desarrollen cosmovlslón histórica y no actúen -patéticamente- sin pensar en la incitabilidad de la unión de nuestros países. Ojalá los 25 años de Víctor Hugo en la Argentina sean otra de sus metáforas: la de nuestra inmodificable unión. ¿Alguien se da cuenta de que Víctor Hugo es extranjero? ¿Víctor Hugo por ser uruguayo es extranjero en Argentina? ¿Los uruguayos son extranjeros? Yo creo que no.

Por JORGE FONTEVECCHIA