Libro Hacer Radio: Guía integral: «Quiero información, más que noticias»

 Entrevista realizada por los periodistas Mario Portugal y Héctor Yudchak para su libro «Hacer radio. Guía integral: cómo se hace un programa de radio, paso a paso», que fuera editado en 2009 y que ya lleva su cuarta edición corregida y actualizada, con nuevos capítulos y más testimonios.

«Quiero información, más que noticias»

 Nació en Cardona, Uruguay, el 26 de diciembre de 1947. Es considerado el relator deportivo por excelencia de habla hispana, y se destaca en el periodis­mo de interés general y de música clásica. A lo largo de su trayectoria se ha desempeñado exitosamente en una gran cantidad de medios. Relató, condujo y produjo programas en diversas radios; entre ellas. Continental, Nacional, Clá­sica Nacional, Argentina, El Mundo, Mitre -donde formó parte del recordado espacio «Sport 80»- y emisoras de Uruguay. Relató todos los mundiales desde 1978. Se desempeñó en Canal 13, Canal 9, Canal 7, Canal (á), como también en televisoras de su país natal. Ejerció asimismo el periodismo gráfico y ha escrito los libros «1 Iablcmos de fútbol» (2006), «Jugados, una crítica a la patria depor­tista» (1998), «Un grito en el desierto» (1995), «El intruso» (1979). Actualmente conduce «La mañana» en Radio Continental. Además de su talento inagotable, deja frases y párrafos memorables que permanecen en el lenguaje colectivo: «tatatatá…», «no quieran saber, no le pregunten a nadie…», «barrilete cósmico» y tantas otras. Obtuvo dos premios Koncx de Platino, en 2001 y 2007.

El hombre no para. Finaliza una entrevista con Crónica y, mientras des­pide al periodista y al fotógrafo del diario, nos llama: «Pasa, Mario, pasen, muchachos».

El hombre es un personaje, vaya descubrimiento. Nos recibe en una pequeña sala de producción donde la actividad no se detiene; vestido de elegante traje, fuma un puro y sonríe con picardía varias veces durante nuestro encuentro. Habla convencido y sostenido por una trayectoria que lo llevó a ser distinguido como Ciudadano Ilustre de Buenos Aires, siendo uru­guayo de nacimiento. Quizá, el uruguayo más argentino de todos.

A pesar de su condición de estrella de la radio, señala la importancia del trabajo en equipo. «No aceptaría trabajar con gente con la que no me llevo bien». Para elegir a sus colaboradores, opta «por lo estético, profesionales con buen manejo del idioma, y a veces incorporo a gente que me cae bien o puede ser útil para el grupo. Y premio la insistencia».

Le preguntamos por virtudes que aprecia en sus columnistas, y señala su favoritismo hacia «la voz, la continuidad en el hablar, la firmeza para expre­sarse», en contra del «discurso cortado, la repetición de palabras».

Se muestra entusiasmado con su programa periodístico de las mañanas de Continental: «Una de las broncas que sentía yo, como oyente de radio.

era que la tapa de los diarios, Clarín y La Nación fundamentalmente, se convertía en la base de sustentación de cada programa de radio de la maña­na. Nosotros, en cambio, producimos el programa desde el día anterior; ya cuando termina, después de cada mediodía, nos sentamos a conversar, a ver qué información tenemos. Después están los temas propios, más relaciona­dos con aspectos culturales, científicos, humanísticos, siempre de mucha cabida en el programa. Aunque no se moviera una hoja ese día, ni hubiese una mínima noticia, podemos mantenernos en el aire las cuatro horas nada más que con producciones propias».

Y nos habla del criterio en la selección de las noticias que desarrollan diariamente: «Yo quiero información, más que noticias. ¿Qué es informa­ción? Lo que tiene un sustento y un interés permanente. Para mí la noticia de un accidente tiene un valor relativo, no me detengo en eso para conver­tirlo en el espectáculo de mi programa. Sale lo necesario».

Como reconocido amante de las diversas manifestaciones de la cultura, Víctor Hugo dice: «Creo que lo estamos dosificando bien, no hay día sin un tema cultural; por ejemplo, comparar cómo es la educación en Noruega y en Argentina. Para mí, cultural es el cine, el teatro, los conciertos».

Le preguntamos por un tema delicado, ¿cómo tratar al anunciante cuan­do se vuelve noticia? «Uno de los dramas de la radio (y también de la tele­visión) es que las empresas, en vez de comprar publicidad, compran protección, y contra esto hay que luchar. ¿De qué manera? Teniendo buena leche. Cuando los oyentes nos llaman y protestan contra una empresa de servicios, pasamos la llamada al aire, pero también llamamos al denunciado y le pre­guntamos si tiene algo para decir. De esa forma, hemos conseguido una cosa muy buena: que los aludidos no estén enojados sino que permanez­can atentos; les ofrecemos espacio para una rápida respuesta y muchas veces se ocupan de los problemas que la gente denuncia. Nuestra voca­ción de servicio no está sujeta al miedo a que una empresa se enoje y saque la publicidad».

¿El humor es indispensable en una tira matutina como la que él realiza? «No se concibe la vida sin humor, por lo que es imprescindible el humor en radio. Me gusta el humor que juega con la actualidad».

Víctor Hugo siente un gran respeto por el trabajo que hacen sus colegas: «Cuando me ofrecieron hacer radio a la mañana, empecé a escuchar y todos los programas me parecieron muy buenos. Todo lo que hay en radio es entre bueno y excelente». ¿Y cómo se distingue de otras propuestas que ofrece la radio en su mismo horario? «En algún sentido puedo crear una diferencia a través de un estilo en el que la sensibilidad y el espíritu de amor por la cultura tengan un lugar preciso, fuerte».

Le preguntamos si al planificar sus programas piensa en sus posibles receptores: «Yo trabajo para lo que a mí me gusta y me juego a eso; buscando lo que a mí me gusta, construyo un perfil de oyente; no me interesa el oyente que se muere por saber sobre el caso García Belsunce; entonces, de García Belsunce doy una información que jamás se convierte en un espectáculo y mucho menos en un regodeo morboso por el tema». Definiciones concretas de alguien que disfruta de lo que hace, tanto como del habano y del mate que durante toda la charla le acercaron sus colaboradores. Y que lo trasluce al aire, en cada contacto que mantiene con sus oyentes.