Se presentó Un grito en el desierto

 Por Lucía Jermíoli

Para Tiempo Argentino

 El lunes, el periodista Víctor Hugo Morales presentó y firmó ejemplares de la reedición de su libro Un grito en el desierto en la sala María Esther de Miguel del pabellón rojo de la 38º Feria Internacional del Libro en Buenos Aires.

 Ante una sala colmada, un panel compuesto por Jorge Gurbanov, Florencia Saintout, Rodolfo Braceli y el mismo Víctor Hugo Morales le dedicó a los presentes una hora y media de exposición y reflexión acerca de la obra que, incluso reeditada, no ha sido sometida a ninguna modificación “El libro trata de contarles a los muchachos en la que estábamos metidos en los años noventa, y que los mismos que lo hicieron posible, quieren volver a ello. Por eso, yo le quiero decir a los muchachos que no lo permitan”, decía Víctor Hugo Morales cuando comenzó a hablar acerca de por qué decidió reeditar este libro 15 años después, en esta coyuntura donde los personeros del neoliberalismo atacan de un modo muy similar al continente europeo, rememorando la crisis del 2001 en la Argentina.

Durante la exposición, el periodista hizo hincapié en el rol que hoy está ocupando América Latina, leyendo algunos extractos del libro y comparándolos con la actualidad. La atípica presentación fue un canto a la reflexión, al necesario ejercicio de poner a prueba las convicciones y la coherencia, de comprender de dónde venimos y en qué etapa histórica nos encontramos viviendo. El libro relata en determinados fragmentos cómo se imaginaba a la América Latina del 2010 vaticinando un futuro sin esperanzas, sin dignidad, sin trabajo. En ese instante de su lectura, el periodista hizo una pausa para decir: “Gracias a Dios me equivoqué, en América Latina podemos construir. No era mejor 1910 –como nos querían hacer creer–, es mucho mejor el 2010, tenemos que entenderlo y tenemos que defenderlo a rajatabla.” Luego Víctor Hugo arremetió contra los medios hegemónicos de comunicación. En ese mismo sentido, y recordando el rol de los medios de comunicación durante la década del noventa, el escritor Rodolfo Braceli, a quien corresponde el prólogo del libro, se refirió al valor conceptual del texto, ya que fue escrito antes de la crisis del 2001 de un modo casi premonitorio, y que al leerlo lleva al lector a reflexionar acerca de dónde se encontraban parados los argentinos en aquel entonces y el modo en el que los medios de  “descomunicación” –como los llamó Braceli– manipularon a una “sociedad distraída”.