Uruguay legal – Revista THC

Por Sebastian Básalo

Fotos Javier Mitelman

 El relator uruguayo selló un pacto generacional. Admitió que le angustiaría que sus hijos fumen pero no los juzgaría, porque las elecciones individuales «no se discutende regalo le dejamos una plantita: Es hermosa», dijo emocionado.

 Un barrilete cósmico revoloteaba en mi cabeza mientras esperaba su llegada en el hall de Radio Continental. No había fumado, ni siquiera se me ocurrió hacerlo. Compartir media hora de charla con Víctor Hugo Morales ya de por sí es un flash.  El entrevistado viste pantalón suelto y remera. Así cae todos los días a la mañana para ponerle voz a uno de los programas de radio más escuchados del país. Poco le debe importar la apariencia a quien se muestra a través de un micrófono. Y menos aún le debe importar que varios de sus oyentes lo llamen paracuestionarle su postura a favor de una nueva ley de medios, o su rechazo a la resolución 125 que fijaba un aumento a las retenciones al campo. Algo obvio en alguien que por sobre todas las cosas tiene los huevos bien puestos.

 Mientras subimos en el ascensor rumbo a su despacho, Víctor Hugo se muestra preocupado. Me señala su cabeza, preguntándome si observo algún rastro de tinta china. «Es que tengo culebrilla y vengo de la curandera», coquetea. Ya en el cuarto piso del edificio que comparte con colegas que, vaya uno a saber por qué extraña razón decidieron defender las arcas de su multimedio y no el trabajo de sus compañeros, Víctor Hugo le lanza una advertencia al fotógrafo de la revista. No quiere modelar para los flashes y pide que las fotos se saquen durante la nota. «¿Sabes qué pasa? No me gusta posar. Hace tiempo lo hacía, pero después me di cuenta de que… si no me gustaba, ¿por qué tenía que hacerlo?». Acto inmediato, saca una peineta del bolsillo de su pantalón: «Eso sí, no me gusta salir despeinado». Su escritorio es apenas más chico que su oficina. Un centenar de libros luchan por mantenerse apilados sobre el mueble.  Apenas hay espacio para apoyar el grabador y una pequeña maceta que la revista de la cultura cannábica le llevó de obsequio. Víctor Hugo se ríe. «A mi hija le va a encantar, adora las plantas». Detrás suyo, el empate parcial de Arsenal con Lanús era transmitido por Canal 7. Gratis. Y para todos. Otra lucha por la que supo bregar haciendo uso de su arma más implacable: la palabra. El punto de partida de Víctor Hugo es el de casi todo uruguayo: las libertades individuales no están en tela de juicio. Menos aún cuando hasta la derecha acepta el autocultivo y los candidatos presidenciales discuten la conveniencia o no de una eventual legalización de la marihuana para combatir el narcotráfico. No entiende cómo alguien puede ir preso por consumir algo, pues es algo que en su país nunca ocurrió. Por eso es casi una obviedad preguntarle por despenalizaciones y trivialidades semejantes. No fuma porro pero no le molesta que los demás lo hagan, porque entiende la necesidad de evadirse. Hablar con Víctor Hugo Morales refleja que las diferencias generacionales existen. Y la reconciliación también.

 Teniendo en cuenta el proyecto de despenalización del aborto y la política de drogas como algunos ejemplos, ¿cómo ves a Uruguay en el campo de las libertades individuales?

 Yo creo que, salvo desde los tiempos de la dictadura, no hay ninguna novedad en cuanto a las libertades en Uruguay, ni positiva ni negativa, ni se avanza ni se retrocede. Me da la plena sensación que el ejercicio de esas libertades, salvo en el tiempo del oscurantismo de la dictadura, ha sido siempre un perfil muy claro de la sociedad uruguaya y, pese a que soy un adherente del Frente Amplio, no podría decirte, acaso por la distancia cotidiana que tengo con el Uruguay, cuánto eso mejoró y, por supuesto, mucho menos puedo pensar que algo haya empeorado. No hay —ni se me ocurriría- una lectura respecto a las libertades individuales en Uruguay. No están en discusión, creo que gozan de buena salud, que siempre ha sido así y la sociedad uruguaya así las defiende.

 ¿Pero era pensado hace cinco años discutir una ley de libertad de vientre?

 No lo sé. Creo que si se avanza, el Frente Amplio siempre está en condiciones de discutir mejor que los partidos de derecha. El dato anecdótico de que Tabaré se opuso y vetó la ley creo que va ser subsanado, porque lo que hizo fue una cuestión de conciencia, algo personal. Creo que de ninguna manera debió hacerlo, yo estuve muy en desacuerdo con él. Ningún hombre de gobierno puede anteponer ni siquiera sus propios criterios, si estos no se afilian a los de la mayoría que tiene todo el derecho de expresarse, como lo hicieron en la votación a favor de la despenalización del aborto. Probablemente la llegada de Pepe Mujica permita contar con alguien que no va a vetar ninguna ley de esta naturaleza, sobre todo la de despenalización del aborto. Por ese lado, podemos ver un avance.

 ¿Y con respecto al tema drogas?

 Te respondo con mucha sinceridad: yo no sé nada de este tema del que estamos hablando. No lo sé desarrollar, no es un tema que conozca bien, por lo tanto no tengo una respuesta. Para tener una respuesta uno tiene que tener información y una convicción y yo no las tengo en este punto. Para mí es un tema impenetrable.

 ¿Cómo se maneja entonces la información sobre drogas en Uruguay, en comparación con Argentina?

 Creo que es igual, es el mismo manejo mediático, los mismos miedos, la misma impotencia.

 Para establecer conexiones, ¿no hay algo de sustrato popular en la marihuana, como en el mate?

 No hay forma de comparación. La marihuana te coloca en un estado mental que, de ninguna manera, es el que produce el mate. Cambia tu humor, te reís más, tu vida sexual cambia.

 ¿Te parece más peligrosa la marihuana que el mate?

 Todo lo que en el ser humano modifique su estado me llama la atención. Yo no tomo mate para ser feliz, me gusta y punto. El que consume un cigarrillo de marihuana supongo que quiere sentirse mejor, volar un poco, reírse un poco, olvidarse de algo. Pero no es comparable con el mate porque altera tu conducta «normal».

 ¿Es válida esa alteración?

 Por supuesto, yo creo que sí. Simplemente creo que el margen de lo que podes hacer bajo el efecto de una sustancia cambia, es distinto. Hay una neblina, una nebulosa. Yo no sé si ustedes están fumados ahora, pero no sé si podríamos tener esta conversación si hubiera un cigarrillo de marihuana involucrado. Yo conozco gente que se caga de risa, los ves bajar y subir. Si cuando vas para arriba estás teniendo sexo o pasándola bien con tus amigos es una cosa. Ahora, si cuando vas para arriba estás pudiendo afectar a otro…. Por ejemplo, alguien que en sí ya tiene un hábito delictivo y está cometiendo un delito afectado por una sustancia, ahí creo que entramos en otro terreno.

 ¿Esto significa como dicen muchos, que la gente se droga para salir a robar y que por eso son peligrosas las sustancias en sí?

 No, no, para nada. Sí es indudable que si fumas estás buscando algo distinto, son recursos personales para estimular tu sensibilidad. Lo que digo es que nadie se droga para salir a robar, lo que digo es que, si estás robando y en ese momento estás alterado, no me parece que sea exactamente lo mismo que si no lo estuvieras. Es como la risa con los amigos, no es lo mismo fumado que no Rimado.

 Hace unas semanas, el volante de River Rodrigo Archubi fue suspendido luego de dar positivo el control antidoping por haber fumado porro. ¿Hasta qué punto crees que la marihuana puede aumentar el rendimiento deportivo?

 Entiendo que la prohibición parte de un fundamento de salud profesional. Castigar a un deportista porque fumó marihuana es como castigar a un chico por un boletín de calificaciones, es más una idea de cuidado general del deportista que de los efectos que la marihuana puede producir. No me imagino jugar un partido fumado. Que sé yo, es como cuando Griguol no ponía a alguien en primera porque no iba al colegio. Es una idea general de responsabilidades deportivas, de aspectos del profesionalismo. El consumo de marihuana en un deportista no es para nada condenable moralmente, porque no saca ventaja deportiva, no es lo mismo que consumir un anabólico o algo por el estilo. Entonces, la marihuana desde el punto de vista moral no es imputable. Ahora, también se entiende que no se quiera que una sustancia entre al deporte y la única manera de evitarlo es, lamentablemente, aplicar una sanción.

 ¿La salud no depende de tu elección?

  Bueno, para eso habría que definir si la marihuana hace un daño. Si no lo hace, no sé para que estamos hablando, no tendría sentido debatir, ni ponerlo en tela de juicio. Hay que evitar las discusiones morales.

 Pero es como la alimentación, ¿un jugador gordo podría jugar?

Y… no juega porque directamente no puede jugar. El tema es que pueda jugar, que no se aventaje ni dé ventajas. Un tipo fumado sabemos que no puede jugar. Ahora si fumó y después juega, es diferente.

 ¿Y cuál es tu posición personal frente a la marihuana?

 Hoy voy a decir por la radio que me vinieron a entrevistar dos fumados (risas). Para aclarar las diferencias que yo considero en mi foro más íntimo, te doy un ejemplo: si encuentro a mi hijo tomando mate no pienso en nada; si encuentro a mi hijo fumando marihuana me preocupo, me angustio. No lo voy a juzgar, no lo voy a molestar, pero yo voy a estar angustiado. Ésa es para mi la diferencia, no otra, es lo que yo siento frente a eso. Ahora, si vos me das más información y me decís que la marihuana no hace nada, bueno. Pero de momento a mí me preocupa.

 ¿Te sorprendería que en 10 años la marihuana sea considerada saludable? ¿Qué se lance al mercado como una medicación contra el estrés?

 No, no me sorprendería. Ojalá que no lo descubran demasiado tarde, para que yo no sea tan viejo y pueda darme un gusto. Lo seguro es que la libertad individual es importante: si querés fumar marihuana, fumas marihuana; si querés tomar cocaína, tomas cocaína. Es tu libertad. Mientras vos no te conviertas en una amenaza para los demás, no hay problema. Es como si se te antoja manejar borracho, eso es usar tu libertad y cagarle la vida a otro.

 Uno de tus grandes placeres eran los habanos y hace poco dejaste el hábito, ¿nos podes contar cómo lo hiciste?

 Sí, fue el mismo parapsicólogo que me ayudó a dejar de fumar cigarrillos hace 30 años. Fui a verlo para dejar los habanos el 7 de febrero del año pasado. Me tocó la cabeza, salí de ahí y desde ese día que no toco un habano. La verdad es que dependía del habano y depender de algo me tenía harto. Es muy feo depender de algo que te querés sacar de encima. Si vos no te queres sacar de encima el habano es otra historia, no lo dejes.

 ¿Qué otras sustancias consumiste a lo largo de tu vida?

 Como te dije, cigarrillos, muchísimos cigarrillos. Llegué hasta intoxicarme. Alcohol nunca, apenas un vaso de vino en la comida. Soy un aburrido. Lo que no sé si puedo controlar, me da mucho miedoy no lo consumo… la planta que me trajeron de regalo, ¿es marihuana?

 Si.

 ;En serio? Sacala, sacala, la quiero ver. Nunca vi una… (Se queda callado) Es hermosa la planta, mira vos.

Y es hembra.

 ¿Cómo sabes que es una nena?

 Por los pelitos que tiene arriba, que después forman flores que se cortan, se secan y se transformar en esto. (Señalo los cogollos en el mate cannábico que descansa es la mesa.) Esto es la marihuana, es una planta, nada más. Cortas las flores y listo.

 ¡Es muy bueno! (Risas.)

 ¿Conoces gente que consume?

 Sí, una persona de mi estima consume, pero a veces no nos comunicamos bien, se olvida de las cosas, relativiza mucho todo, todo paz y amor. Pasamos buenos momentos, pero a veces me cuesta.

 Vos hablabas de la necesidad de evadirse, ¿por qué pensas que la necesitamos?

 Porque la vida a veces es muy monótona. ¿Sabes con qué me drogo yo? Con música, mi droga es la música. Imagino que es algo parecido a fumar, implica salir un poco de uno. Uno mismo a veces es muy pesado, yo hay días que quiero salir de mí. Mientras consumo música soy una persona sin pesares, sin broncas. La vida lúcida es una vida aburrida y pesarosa, llena de miedos y de angustia. Mientras puedas manejar la sustancia con la que te evadís, yo no tengo ninguna evaluación moral. Como te dije, ¿me daría los mismo encontrar a mi hijo fumando marihuana? La respuesta es no, pero no lo jodería. no me metería en su vida. Me preguntaría por qué necesita evadirse, pero no cambiaría mi mirada sobre él, por todo el orgullo que me produce en cada faceta de su vida.