Gracias al colega Mateo Grille por la entrevista publicada en la edición impresa en las páginas 18 y 19 de la revista Caras y Caretas de Uruguay.
El próximo domingo será la primera vuelta de las elecciones argentinas. El periodista Víctor Hugo Morales habló con Caras y Caretas de las posibilidades de cada uno de los candidatos y cuáles son los mayores desafíos que asume quien aparece como favorito, Daniel Scioli.
¿Qué pronóstico se puede hacer para las elecciones del domingo próximo?
El gobierno parece que tiene su electorado de siempre. Según los encuestadores anda cerca de 40%, pero yo intuyo que va a ser mayor que eso. No podría determinar la diferencia porque lo de Mauricio Macri como lo de Sergio Massa es un poco más cerrado en cuanto a las posibilidades de apreciación. No creo que el 40% del Frente para la Victoria, el 30% de Macri y el 22% de Massa, del cual se ha hablado en estos días, sean exactamente así. Apostaría que va a haber un poco más de diferencia, pero al mismo tiempo soy muy receloso de cuánto se pueda establecer previamente. Por lo pronto creo que es una elección bastante cerrada porque es muy volátil el sector de la derecha, porque entre Macri y Massa se pasan los votos de uno a otro. No podemos saber si ese electorado que es volátil representa uno, dos o cinco puntos porcentuales. De Scioli podemos saber algo más. Sabemos que tiene un piso electoral de 41% de los votos y un techo que creo puede andar entre 43% y 45%. Apostaría que ese puede ser el número, pero es nada más que una intuición, un golpe de vista. Es, en realidad, una nueva forma de descreer de las encuestas habituales y la forma de descreer es apostar por algo más rotundo. Y lo rotundo en este escenario puede ser un triunfo más holgado todavía de Scioli o un acercamiento claro de Macri a Scioli. Por ese lado estarían los batacazos. Y por otro lado también se puede dar que Massa se acerque mucho a Macri y termine a cuatro o cinco puntos de distancia.
¿Qué elementos sugieren que pueda existir ese batacazo?
Porque los medios no han cedido ni un segundo en su prédica nefasta que sólo muestra la caída moral estrepitosa a la que han llegado. Ellos nunca dan la sensación de estar un poco más tranquilos, aliviados. Dan la sensación de saber algo más de lo que realmente va a suceder en las elecciones y por eso actuando todavía con esa virulencia.
¿Qué peso puede haber tenido el affaire Niembro?
Sinceramente creo que esas cosas tiene una gravitación inicial, el momento del shock. Pero luego nuevamente las aguas se estabilizan. No veo que haya significado mucho, realmente. No conozco gente que pensaba votar a la derecha y por este asunto de Niembro haya cambiado el voto. Ni me enteré de nadie, ni conozco a nadie que haya modificado el voto por este asunto porque finalmente aquel que pensaba votar a la derecha apoya a cualquier opción que pudiera haber conseguido destronar a este gobierno, con Niembro o sin Niembro. La condición moral del elector de la derecha es en este momento muy vulnerable. No creo que le interese mucho lo sucedido con Niembro. Es más, no veo cómo puede importarles eso sin cuestionarse los innumerables casos de corrupción que cometen los medios que ellos siguen y que apoyan. Mi último libro (Mentime que me gusta) plantea exactamente eso: cómo hay una porción del país que está dispuesta a ceder cualquier impulso moral al deseo de quitarse de encima a un gobierno que odian.
¿Qué aporta el candidato a vicepresidente, Carlos Zannini, a un gobierno de Scioli?
Credibilidad kirchnerista, y eso es muy importante porque Scioli, por su cuenta, no podría hacer este recorrido de tener 40% de apoyo electoral y, según las encuestas, en caso de un balotaje llegar a 53% o 54%. Zannini le da la credibilidad y la carnadura kirchnerista para que el voto duro, el voto ideológico no tenga manera de retacear la candidatura de Scioli.
¿Si ganara Scioli este domingo, qué tipo de gobierno se puede dar en los próximos años?
Un gobierno kirchnerista con una leve aceptación de algunas concesiones que podrán asumirse paulatinamente. Aquellas que el kirchnerismo duro, al final del mandato, no podía considerar. Probablemente, si hubiera seguido en el gobierno ese kirchnerismo duro al frente del mismo, también debería haber aceptado algún movimiento negativo de la mano en la pulseada permanente con el establishment. Me parece que Scioli no tiene margen para traicionar lo que ha dicho respecto a la continuidad del gobierno en temas muy concretos. Pero al mismo tiempo va a encontrar, hasta el propio kirchnerismo, la forma de aflojar un poco la cincha en algunos temas que son los más irritantes para la derecha.
¿Cuáles son esos temas?
Paulatinamente tendrán que ir viendo cómo consiguen que algunos sectores de los fondos buitres vean cómo aflojan la tensión frente al gobierno, porque saben que si no cambian los números actuales, no van a poder cobrar. Ellos posiblemente cedan en algo con su reclamo para tender un puente con Scioli y poder negociar algún acuerdo que les permita cobrar y también que lo ayude a sacarse un tema complejo que no deja de ser una carga para la Argentina. Ese es un tema. Otro tema, que viene de la mano de este aspecto económico, es ver qué chances hay para quitar, poco a poco, las restricciones que se impusieron con el tema del dólar, aunque esta me parece la cuestión más compleja de todas porque esa regulación del gobierno en esta materia es una necesidad frente a un desquiciado establishment económico que necesita una devaluación y que le quite el cepo de cualquier manera. Quitar el cepo y devaluar son dos medidas que van unidas y no sé qué margen tiene Scioli para esto. Lo que es intocable es el mantenimiento de los planes sociales, eso es claro.
¿La oposición política al gobierno va a seguir con este grado de frontalidad o también buscará tender puentes?
Depende la satisfacción que Scioli le dé a los medios de comunicación. Yo entiendo que la oposición no llega a una estatura política. Tiene sí una estatura mediática. Nada podrían hacer los partidos y movimientos políticos opositores sin el visto bueno de la oposición de los medios de comunicación. No podrían dar ni un solo paso. Si ellos estuvieran sometidos al mismo control brutal de los medios tal como está el gobierno, es claro que nada podrían haber hecho. Por consiguiente, dependerá de cuál es la actitud de los medios de comunicación, es decir del establishment, respecto a Scioli. No es fácil determinarlo ahora y no es fácil lo que se le presenta porque a alguien habrá que darle la espalda. Es muy difícil estar complaciente con las expectativas más nobles del kirchnerismo y las expectativas más espurias del establishment económico.
Allí la opción no parece muy difícil…
Bueno, habrá que ver. Para Scioli no es fácil caminar para atrás, retroceder, porque él también ha asumido un discurso kirchnerista duro respecto a los medios. Ha aventado en las palabras, y deberá hacerlo en los hechos, las sospechas que podía tener un sector del kirchnerismo sobre que él podía ser una persona blanda respecto al poder de Héctor Magnetto y el poder económico internacional. Aquí la cosa pasa por cómo se hace frente al Grupo Clarín, y a las corporaciones económicas lideradas por las corporaciones mediáticas. Es muy difícil hacer algo que satisfaga a Cristina, al kirchnerismo puro y a Magnetto. Por tanto, sería bastante incómoda la posición de Scioli porque no tiene mucho margen. Si no cede frente a esa corporación mediática, tendrá un hostigamiento de parte de ese sector que envilece a la Argentina diariamente muy parecido al que ahora ha soportado el kirchnerismo y, de forma lateral, Scioli. Pero en el caso de ceder, de ablandar su posición respecto a la ley de medios, en el caso de ajustar los subsidios, en caso de hacer un ajuste económico, va a contar con una reacción, como si apareciera una urticaria en todo el cuerpo político de todo el kirchnerismo.
¿Qué papel puede jugar Cristina Fernández en el futuro inmediato?
Basta con la fidelidad de los sectores que están en el gobierno con Cristina para que la presencia de ella sea muy fuerte. Kicillof y Zannini en las primerísimas planas ejecutiva y legislativa dan un crédito muy amplio de la presencia de Cristina. Pero creo que, sobre todo en los primeros tiempos, va a disimular en lo posible la presencia de su mirada.