La Capital de Rosario – Domingo 21 Febrero 2016

Agradezco al colega Rodolfo Montes por la entrevista que me realizó para el diario La Capital de Rosario, ciudad en la que pasé un día extraordinario la última semana.


Víctor Hugo: «Macri provoca pero la militancia le responde de un modo pacífico»

El periodista y relator se convirtió en un comunicador central de la Argentina. Desde siempre libró una batalla de esclarecimiento y denuncia contra las conductas hegemónicas del Grupo Clarín.

Victor Hugo MoralesCamina confiado, y dispuesto, entre la multitud. Ya sea la futbolera, la militancia política afín o incluso entre los que piensan distinto. Primero el fútbol, luego el periodismo político, Víctor Hugo Morales se convirtió en un comunicador central de la Argentina. Desde siempre libró una batalla de esclarecimiento y denuncia contra las conductas hegemónicas del Grupo Clarín. Luego adhirió al kirchnerismo; fue en un tiempo posterior a la disputa del anterior gobierno con las patronales del campo (resolución 125). Clarín lo fue encerrando, fabricándole acusaciones nunca comprobadas, hasta que tras el triunfo electoral del PRO, el grupo empresario que lo había contratado por décadas (Radio Continental) decidió sacarlo de aire.

En el verano que transcurre se convirtió en uno de los animadores principales de las movilizaciones en las plazas que promueven distintas organizaciones cercanas al kirchnerismo.

En una entrevista exclusiva con La Capital analizó el momento que le toca vivir, el gobierno de Mauricio Macri, las movilizaciones en las plazas, el futuro de la Argentina: “Macri propone provocación, pero la militancia le responde de un modo pacífico, con cantos y emociones”.

—¿Qué lo sostiene?

—Incertidumbres y mimos, la gente me sostiene, me da mucha fuerza.

—Da la impresión de que puede hablar sin baches, mucho tiempo. ¿Qué elige decir?

—Es tanto lo que tengo para decir, para hablar, que tengo que encontrar un eje que puede ser interesante, atractivo, entretenido. De alguna manera me siento responsable ante la inversión de tiempo que muchas personas hacen por mí.

—Llenó el teatro El Círculo; quedaron centenares sin poder ingresar. ¿Cómo se vive eso?

—En el teatro El Círculo yo he visto cosas maravillosas. Que me toque estar a mí como protagonista me hace desconfiar en el sentido que puedo ofrecer poca cosa. Si consigo ser entretenido, tener humor, todo lo que sirva para complacer a la gente que ha invertido un tiempo para venir a escucharme. Es un poco traumático ver que a un periodista le toque vivir un momento así; ya me había tocado estar en la Plaza de Mayo, en un hecho inédito, muy difícil de explicar. Con lo que sucedió en el teatro El Círculo me siento de poca cosa, y no lo digo con humildad fingida.

—Se convirtió en un referente de la resistencia al nuevo gobierno, acompaña y promueve expresiones públicas, masivas, ¿a medida que avanza el verano y se revela el carácter del gobierno actual, observa un crescendo de esa participación, o se reduce a un sector militante acotado y preexistente?

—No podría asegurar cómo son las cosas en lo numérico. ¿Cuál es la base de la pirámide? Lo que puedo decir es que en “las plazas” del verano se observa una mezcla rara de tristeza con ilusión, la necesidad de expresarse. De todos modos, sigue siendo prematuro para sacar conclusiones. Yo mismo estoy caminando entre la maleza para ver qué hay al final del camino. Veo sí que este gobierno neoliberal sumó a lo que se esperaba unas actitudes provocativas, alterando el funcionamiento de la República y de la democracia en cuanto a sus valores más altos. Vivimos una sensación de estupor, de perplejidad, que hemos tenido pero que no nos ha paralizado.

—Esa tensión entre tristeza y esperanza que se vive en las manifestaciones opositoras conjuga activismo con bronca morigerada, como si el objetivo primario fuera evitar responder a las provocaciones. ¿Ya que le tocó estar en algunos escenarios, cómo lo evalúa?

—Yo creo que ellos se han llevado una sorpresa, porque a la provocación la respuesta ha sido cantos y emociones. Y sin ningún hecho que distorsione la convivencia. Ellos en cambio están buscando alterar el orden: están tirándole mucha violencia a la gente. Lo han hecho de un modo deliberado, y están recibiendo una protesta ejemplar. Al cabo, los medios de comunicación opositores, que tanto han dicho sobre el kirchnerismo como “feos, malos y sucios”, no deja de ser un contrasentido para ellos. Ocurre algo interesante ahí.

—El Grupo Clarín lo imputó de cosas (que luego se demostraron) falsas, y toda la trama mediática y política que reproduce a Clarín multiplicó la acusación; ¿qué fórmula encuentra para sostener su postura en medio de la persecución?

—No han tenido puntería (risas). No dicen una cosa creíble. Lo primero que hicieron fue hacer circular un mail donde decían que me habían dado 10 millones de dólares; el mail tenía la firma de dos personas que luego se comprobó que esas personas no existían. Ellos eligieron el camino de la mentida, de manera directa, también lo hicieron con otros personajes de la vida pública. Por supuesto que si hay personas que creen la mentira, ante eso no tengo defensa. Cuando el odio de la gente llega al límite de creer una mentira, la enfermedad en todo caso es del que cree la mentira y no tengo por qué enfermarme yo.

—¿Cuando anda por la calle, además de recibir afecto y reconocimiento, también le tocó vivir algún episodio negativo?

—Algún hecho aislado, que me perturbó un poco, que tampoco me ha dejado una marca. El tema pasa por lo siguiente: percibo que me puedo sentar mano a mano con cualquier persona y levantar todas las cartas que juegue. Si alguien juega un tres, yo tengo por lo menos otro tres, para empardarlo. Además, en mi conducta, en mi manera de ser, seguramente tengo los siete bravos, tal vez no el ancho de espada, pero probablemente el de basto sí. Tengo cartas para derrumbar cualquier cosa que se diga de mí.

—“Clarín jaquea la democracia” sería un resumen posible de su tesis principal de los últimos años. Ahora que Clarín tiene en la práctica el control directo del Estado, ¿espera respuesta de la sociedad a esa situación?, ¿podría inaugurarse una etapa novedosa en la relación de los medios con los argentinos?

—No, no. Yo creo que estamos en una situación de la que tardaremos años en salir. El dominio que Clarín consiguió sobre los argentinos no tiene parangón, no registra un paralelo en el mundo entero. Esto es algo nuevo. En la película “En primera plana” —actual— se describen crímenes sexuales aberrantes con gran participación de la cúpula eclesiástica. Lo que enseña la película es que para que se cometa un crimen es necesaria la participación cobarde de gran parte de la sociedad. Lo que ocurre con Clarín es que generó complicidad, acobardamiento. Esa complicidad ha dejado lazos muy fuerte de compromiso de parte de la comunidad. Clarín ahora se convirtió en un grupo intocable, ya no invencible. Invencibles hace tiempo que ya lo son. Clarín es una máquina voraz, no puede parar de devorarse todo. Si fuera un personaje teatral sería La Nona.

—¿Cómo describiría la relación de Clarín con Mauricio Macri?

—Clarín determinó a Macri. Incluso todo lo que empieza a aparecer de impudor, de desvergüenza, de provocación en el gobierno de Macri lo hace basado no en su propio poder sino en la protección que le ofrece Clarín. Ellos gravitaron para que las elecciones tengan el resultado que tuvieron, y ahora gravitan para que el gobierno tenga el comportamiento deleznable que está teniendo.

—¿Dónde sitúa una zona esperanzadora para la Argentina actual?

—En la gente, en el sentido democrático con el que asumieron el resultado electoral. La esperanza está en que los amantes de la historia aprendimos que nada es definitivo. Cuando estudiamos el Imperio Romano no podemos creer que eso se terminase un día.

—De todos modos duró varios siglos…

—La pregunta es qué podría pasar para cambiar las cosas; el problema ya ni siquiera es recuperar triunfos electorales. La pobreza del poder político ante ellos establece diferencias asombrosas. Salvo la gente, su ilusión, sus cantos, por ahora no veo elementos para revertir la situación.

Fuente: www.lacapital.com.ar/