A propósito de Luis Majul, quien gracias a Fontevechia, parejos en estatura y hábitos, engalana nuestra página, quiero dejarles una chantada de las que serán desmenuzadas poco a poco, en tiempos de la demanda que muy pronto presentaré.
En un tramo del infame capítulo que me dedicó en el libro «El y Ella» para, tanto él como la editorial Planeta (que también perdió la chaveta detrás del negocio a tal extremo que a veces me pregunto si la compró Clarín y no lo sabemos), hacerse de unos sucios pesos, cuenta sobre mi vida en tiempos de la dictadura uruguaya y marca hechos desdorosos de mi comportamiento.
Para comenzar con este espacio dedicado a «La Dictadura en Uruguay» los invito a que lean a continuación el testimonio que otorga en un libro de próxima aparición Julio Filippini, ex delantero del club Defensor:
Meses después, Víctor Hugo vivió otro momento de tensión luego de una entrevista al delantero de Defensor Julio Filippini, quien había marcado un gol ante Nacional, en un partido disputado en el estadio Centenario que lo tuvo como figura y que, por las presiones recibidas tras esa nota, no jugó más profesionalmente.
El ahora contador Julio Filippini, residente en Montevideo, explica: “En realidad, marqué un gol y medio porque me hicieron el penal y yo no lo pateé. Lo tiró otro compañero. Terminaba el encuentro y el periodista Américo Signorelli me puso los auriculares para que hablara con Víctor Hugo, que me hacía la nota en la que, como siempre, me preguntaba por el gol que marqué y sobre cómo jugué. Por último, se le ocurrió consultarme sobre a quién se lo quería dedicar. Yo le contesté que a mi hermano y a los compañeros del Penal de Libertad. `Muy bien recibido. Gracias Filippini. Hasta luego…´, me contestó Víctor Hugo de manera aprobatoria y ahí fue que se armó todo el lío. Yo me enteré después que a Víctor Hugo se lo habían llevado detenido para escuchar la grabación. Mis padres lo escucharon por radio y volvieron a buscarme desesperados porque tenía a mi hermano preso y a mi hermana exiliada, algo que el técnico no sabía. Mi padre me localizaó y me pidió que me escondiera por unos días porque la policía me iba a buscar. Efectivamente, fue a buscarme el lunes al club Defensor. Como no me encontraron se llevaron detenidos a varios compañeros que estaban en la práctica porque. Al enterarme de que Víctor Hugo había tenido problemas lo llamé por teléfono y le pedí disculpas. Él me contestó: `No, por favor, no tenés nada que ver, simplemente te están buscando, te conviene hablar con fulano de tal, un coronel que está al mando del operativo´. A ese coronel lo llamé a los cuatro días para explicarle lo que pasó: que mi hermano está preso, que tengo amigos en el penal y que por eso le dedique el gol. `Bueno, el operativo de las fuerzas conjuntas termina acá´, me respondió. Ese partido no lo escucharon en el penal porque no tenían radio. Sólo a veces los militares le ponían algunos partidos. Años después de todo esto me enteré de las repercusiones que tuvo realmente. Mi hermano fue liberado en 1984 y esto fue en 1976, cuando salimos campeones. Era la primera vez que un cuadro chico salía campeón y Víctor Hugo fue el único periodista que se atrevió a seguirlo todo el campeonato. Fue una gran apuesta, con la que le fue bien”.
¿Por qué Planeta y Majul mintieron así? ¿Cuántos churrascos puede comer una persona por día para justificar esas infamias?
Víctor Hugo