Comunicado del Grupo Clarín

 

[audio:http://www.victorhugomorales.com.ar.ar/wp-content/uploads/2012/09/comunicado-CLARIN.mp3|titles=comunicado CLARIN]

 

Históricamente, pero sobre todo en los últimos años, diferentes políticos y comunicadores han lanzado no sólo opiniones sino hechos y datos falsos que pretenden asociar al Grupo Clarín.

En su obsesión por atacar a Clarín, Víctor Hugo Morales vuelve a utilizar, además de opiniones injuriosas, datos absolutamente falsos. Durante su programa La Mañana del 3/9/12 intentó dar a entender que el Grupo Clarín actúa como una agencia de inteligencia, y se refirió sin nombrarla a la empresa Impripost: “Miedo hay que tenerle a los que son dueños del papel. Miedo hay que tenerle a los que tienen nuestros resúmenes de las cuentas bancarias, tienen un montón de jueces y fiscales, los tienen a todos. Estos son los peligrosos”(…) “Tengan miedo a los Magnetto. Magnetto sabe cuánto gasté este mes, socio con Techint tiene todos los datos. La SIDE es un conjunto de tontos al lado del servicio de inteligencia que tienen”.

No por aberrantes, las afirmaciones del locutor dejan de merecer una clara desmentida. Primero, llama la atención que se quiera presentar como algo novedoso la existencia de Impripost, una empresa de impresión de la que el Grupo Clarín es titular del 50%, que existe desde el año 1999, que figura en su site institucional y en todas sus Memorias y Balances. En efecto, Impripost (www.impripost.com.ar) es una de las empresas de impresión variable más modernas, seguras y confiables de Latinoamérica y jamás ha sufrido denuncia alguna por sus actividades. Llama aún más la atención cuando -en el colmo del disparate- Víctor Hugo Morales da a entender que esta empresa imprime resúmenes de tarjetas de crédito, cuando nunca lo ha hecho.

La desmesura de afirmar que Clarín tiene una SIDE paralela, cuando sus principales directivos y periodistas se encuentran entre las principales víctimas de dicha oficina estatal, cuando sus correos electrónicos y teléfonos han sido violados e intervenidos, cuando se ha llegado incluso a espiar a sus familiares (todo lo cual ha motivado a numerosas denuncias judiciales), es casi insultante y roza el mal gusto.