Un domingo lleno de alegrías y penas. Ñewell’s, sin dudas fue el mejor. La lucha para evitar el descenso despilfarró dignidad y transparencia. El estilo de Lanús. River y Ramón.
La muchedumbre de River, satisfecha de sí misma tanto o más que del equipo, despidió el torneo en una tarde de lágrimas y sonrisas, de satisfacciones y reproches, de injusticias que siempre depara el fútbol y revoleos de ponchos en alguna trifulca que, parece, no puede faltar. Sin esa foto de jugadores queriendo trompearse, de policías apartando, de colegas gráficos buscando la instantánea del knock out con la misma decisión con la que piden aumento en las paritarias, el fútbol no es lo mismo. Sobre todo en estas latitudes.
Así que como Iturbe hizo una guachada según los sanjuaninos, y entonces el partido magnífico y la exhibición de dignidad de los derrotados, pasó a segundo plano. El minuto de furia se devoró algunos elogios necesarios.
Para River porque cerró el campeonato con una buena nota. Para los muchachos sanjuaninos porque a pecho abierto disputaron un heroico segundo tiempo, con un largo tramo en inferioridad numérica por la expulsión de Ledesma.
La definicion del descenso tuvo comiéndose las uñas a los de San Martín y a los de Argentinos Juniors toda la tarde. Laxo, Ñuls dejó hacer a los Bichos un muy buen partido al parecer, pero el gol de la calma recién llegó hacia el final. Un ocasional empate en Núñez –que pareció más que posible por momentos–, y una igualdad en Rosario servía para forzar un partido definitorio el miércoles, un mano a mano para decidir la suerte del descenso.
Casi simultáneamente llegaron el gol de Argentinos y el tercero de River en la gran trepada y excelente definición de Juan Manuel Iturbe. Pero hasta esos instantes todo estaba abierto, condicionado por los imponderables de siempre.
River terminó tercero en el campeonato y perfiló al equipo para jugar un mejor torneo en el segundo semestre.Está bien River. Ramón hizo una buena reaparición encontrando equipo, o mejor aún, definiendo un plantel. Nada le sobra, poco es lo que le falta, para mantener el rendimiento de estos meses.
Frente a Racing, Rafaela, el primer tiempo en la Bombonera obtuvo las mejores calificaciones. Podría sumarse el partido de ayer. Tuvo malos resultados incomprensibles por el trámite ante Quilmes y Arsenal y regaló su mejor chance frente a Unión en Santa Fe. Pero el balance es bueno, sobre todo si se puede considerar un accidente el grave tropiezo en Lanús la semana pasada.
Con Ñuls, indiscutido mejor equipo del país, San Lorenzo y los Granates del sur, armaron un cuarteto de candidatos cuya solidez no se discute.
Cuando Vélez, Boca y Racing entren en caja, puede aspirarse, para el próximo, al mejor campeonato de los últimos años.
Esta levantada con relación al 2012, es promisoria. El crecimiento no es a tasas chinas, pero sí evidente. Ya lo verán. Y lo verán todos, porque una vez más cabe resaltar que las grandes emociones de ayer incluyeron a todos en el disfrute y en la pena.
El fútbol es para todos, y la fiesta televisiva, la panzada que se dio el país es una vuelta olímpica de lo mejor de la democracia.
Un canto a la incluisión y a la igualdad. Una forma de sentir a través del fútbol cómo es la vida cuando a todos trata por igual. Esa vida que se intentan robar los que alguna vez se animaron a decir que lo más democrático es que el que quiera ver el espectáculo, lo pague. Y el que no pueda pagar, que no lo vea.
A no olvidarse de nada de esto a la hora del balance. ¡Y que viva el fútbol!
Víctor Hugo