Sin los desbordes épicos del partido frente a Inglaterra, por la sencilla razón de que no fueron necesrarios, Uruguay sacó tambien a los italianos del Mundial. Ganador cabal, el equipo celeste fue siempre un poco más que los azzurros, sobre todo en el segundo tiempo.
Y cuando quedó Italia con uno menos, se acentuó la sensación de un triunfo que estaba a la vista, al que solamente hacía falta encontrarle la vuelta. Pudo ser el Cebolla Rodríguez y pateó afuera, o Suárez y dos veces se lució Buffon.
Hasta que Godín metió un poco de cabeza, de hombro y de hombre para cabecear un corner y alucinar al pueblo uruguayo catapultado por el grito más compartido de los últimos años.
Desde la Copa América de 2011 para acá no se habían dado motivos tan ciertos como los que ahora explican las victorias de Uruguay devorándose dos campeones del mundo en una semana. Y echándolos del Mundial para que nos quedemos con la sensación de que exageramos nuestros temores ante ese fútbol que recibimos todas las semanas por televisión y nos parece fastuoso.
A la hora de la verdad, no tienen más que nosotros, entendiendo por nosotros, el fútbol de varios países de nuestro continente. Un poco colonizados por la impresión que proyectan sus grandes estadios y apellidos, concedemos que son superiores.
A la hora de la verdad, Uruguay se plantó sin traumas y liquidó a dos seleccionados a los que se cree superiores entre los periodistas y el público. Pero los jugadores saben que no es así. Suárez les gana todos losdomingos a los zagueros ingleses y Cavani le ha caminado por el lomo a los de Italia y Godín les ha ganado a muchos como ayer se impuso con inmenso carácter en el área italiana.
Un Uruguay grande y emocionante hizo en dos partidos que cualquiera sea su suerte en el partido frente a Colombia, esta generación ha sido inconmensurable. El milagro una vez más está hecho. Y al mencionar a Colombia no puede dejar de lamentarse que uno de los dos quede por el camino este sábado en el Maracaná. El carácter de Uruguay y el fútbol elegantón y efectivo de la Colombia de Pekerman en un enfrentamiento que hace grande a la América futbolera.
El cierre del grupo por parte de los cafeteros fue brillante, aun con cambios y, como dijo el Pibe Velderrama en De Zurda, el técnico argentino supo recoger lo mejor de la historia del buen fútbol colombiano para darle una continuidad y profundidad que supera las viejas alineaciones, más técnicas pero más lentas de otrora.
Será una fiesta la del sábado. Una fiesta que se pone en marcha hoy mismo cuando los uruguayos y los colombianos, por miles, empiecen a poblar Río de Janeiro. Buscando donde vivir, una entrada sacada de abajo de la tierra y un pedazo de cemento donde saltar toda una tarde en ancas de una ilusión legitimada por el histórico paso que ambas selecciones han tenido en este Mundial que quedará en la historia como uno de los más grandes de todos los tiempos.
Víctor Hugo