El Grupo más interesado en que no se cumpla la ley demoró casi una hora en tomar la decisión de encarar la noticia. Seguramente estaban tratando de tomar una decisión sobre la manera en que el Grupo iba a tratar el fallo de la Corte. Debían estar tratando de resolver cómo le iban a bajar la línea a los periodistas de sus medios que iban a tener que abordar el fallo.
Pero lo importante es el paso dado ayer, un paso dado de manera rotunda por la Corte, superando todas las expectativas por la unanimidad con la que fue adoptada la decisión, un 6 a 0 que le da una contundencia indiscutible a la decisión, una contundencia que la fortalece y la presenta a la sociedad como un acto que se corresponde netamente con la justicia. Contrariamente a lo que sucede con los fallos divididos, en este caso estamos ante un verdadero triunfo de la justicia. Esa misma justicia, tan contaminada a veces, tuvo los resortes necesarios y la contundencia imprescindible para dotar a esta decisión de un valor que la vuelve indiscutible.
Lo que empieza ahora es una disputa por la cuestión de fondo. Pero en eso está claro que no puede haber demasiadas opiniones. Era esta traba que impedía la plena aplicación de la ley la que había que extirpar, y el que la Corte asentara que los tres años de plazo comenzaron de tal forma que se terminan el 7 de diciembre marca una conducta muy plausible de la Corte y un golpe muy severo a las expectativas de los grupos dominantes.
Lo que viene es una lucha mucho más pareja gracias a la aplicación de una ley que ha sido orgullo del pueblo y que ha significado que la sociedad supiese como nunca qué tipo de periodismo tiene y sepa cuál es el periodismo que desea.
Víctor Hugo