Un buen partido para una merecida revancha de River

River se tomó revancha y ganó de manera merecida un partido en el que en los méritos del primer tiempo fue clave para el equipo Millonario que recién tuvo su premio en los minutos finales con el penal que convirtió Carlos Sánchez, tras la correcta sanción del árbitro Germán Delfino, por la falta a Pity Martínez. El anticipo de uno de los mejores jugadores de River, como lo fue Kranevitter, que además de dejar a contrapierna a los hombres de Boca, metió un gran pase para dejar uno contra uno al Pity. Eso tan anhelado en el fútbol, pero que pocas veces se da hoy día por la gran dinámica de los jugadores, le permitió al Pity Martínez se lució ante Marín a quien lo llevó a cometerle penal.

river captura

El partido se definió por una jugada, pero no cabe ningún tipo de dudas que en el balance, los Millonarios sacaron puntos de ventaja. Si se hubiera resuelto en las tarjetas, River ya era el ganador. Pero había que meter el gol y los Millonarios lo consiguieron de esa manera. Hubo puntos muy interesantes en River, como Barovero que tapó un mano a mano contra Calleri, en el segundo tiempo, cuando el estadio estaba condenado a una frialdad absoluta, si el delantero acertaba en el remate. River fue saliendo, se acomodó en el centro del ring y en el tramo final el local sacó ventaja inclinando la cancha para hacerse merecedor de la victoria.
El reproche para River es que en los 6 o 7 minutos finales se tiró atrás y le permitió a Boca, la posibilidad del empate por algún centro. De haber sucedido, indudablemente hubiese sido más por culpa de River que por méritos de Boca, donde pocos se lucieron de manera individual, salvo Pablo Pérez y Marco Torsiglieri. Porque Lodeiro fue intermitente, Gago se desvaneció en protestas y porque arriba Calleri y Pavón, tampoco pudieron marcar diferencias.
Un buen partido, un balance positivo para otro clásico y una gran nota de suspenso que va a durar siete días. Una revancha legítima de River que desató una fiesta colosal en las tribunas y una luna silenciosa que observó el partido desde lo alto, como para contrastar con el bullicio que generó la imposición de River sobre Boca en el Monumental.