Si tenía algo que pasarle, mejor que fuera ahora

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Cuando Messi vuelva, volverá entero. No será como en anteriores lesiones en las que lo mataba su ansiedad o la del mundo que lo rodea. Y para el Mundial podrá verse su versión completa.

Quizás el regalo de Noel ya llegó y no supimos verlo. Que Messi se lesionara tan lejos del Mundial, que cuando retome la actividad lo haga con la certeza de una recuperacion total, es una buena noticia. Se le pide perdón a Lionel por esta egoísta disquisición, pero para el cronista fue un alivio pensar que si algo tenía que pasar, fuese ahora.

Cuando Messi estuvo lesionado hace dos meses y volvió acaso con demasiada rapidez, el firmante de la nota fue testigo del apuro de Lionel, un muchacho normal hasta en eso, porque como a cualquier mortal los tiempos lo impacientan si no juega. Él, Messi, decía que ya estaba y no era fácil preguntarle quién lo apuraba, si los médicos hablaban de esperar aunque más no fuera una semana. “Yo estoy bien”, decía, “pero ellos quieren ver mañana o pasado cómo viene esto”. Lo que no le gustaba a Lionel, con lo que lucha, es que algunos críticos del criticar nomás, empezaban a preguntar si estaba pasando algo, y sacaban cuentas de la cantidad de partidos jugados en tal período, para concluir en que sus lesiones reaparecían demasiado rápido.
Por eso de que Messi vende por lo bueno o por las dudas, hilvanaron fechas y declaraciones con más deseo de vender o hacer daño que otra cosa. Pero además Lionel tiene un grado de autoexigencia que es parte de su condición de número uno. Él se siente responsable no solamente de lo que el Barcelona deja de tener, sino también de lo que el espectáculo se resiente. Los que viajan a Barcelona sólo para verlo, los que cada semana esperan frente a las pantallas, los abonados, el fútbol mismo, lo espera, lo extraña, lo llama. No es sólo el Barcelona el que lo necesita.
Messi es consciente de eso y de ahí aquella urgencia de la que parece que aprendió bastante porque ahora nadie anda lanzando fechas al voleo para marcar su retorno. Entonces, cuando vuelva, volverá entero.El kilometraje que no recorrió estas semanas alivia los gemelos, los descansan. La mente y las ganas de jugar aumentan y van en el sentido contrario del estrés.
Si la noticia de la lesión de Messi hubiera esperado a marzo, la angustia sería una compañera del viaje hasta el Mundial. Pero así como se dieron los hechos –que no sepa Messi lo que estamos diciendo– suena bien.
OTROS PEDIDOS Y SUEÑOS. Los pedidos a Noel, ya que estamos, pasan por la violencia y las cuentas de los clubes, que algún vaso comunicante han tenido, eso ya se sabe. Hay que achicar el pánico de los estadios y hay que tomar algunas medidas que nunca podrán adoptarse mientras el fútbol sea grondoniano. Porque no se puede empezar de cero y esa es la razón por la que se amenaza con tomar medidas y no pasa nada.Son de risa ciertas decisiones.No se puede ni cortar con los cantos xenófobos o parar un partido porque a un árbitro o a un jugador lo han agredido. Al cabo, todos los dirigentes tienen para reprochar en caso de ser sancionado su equipo, porque en el pasado se perdonó todo en nombre de un negocio que era una vergüenza nacional. Ahora no me podés castigar a mí. Dicen.
Tampoco parece ser factible que el pedido del Estado para bajar el nivel de endeudamiento sea correspondido con acciones en ese sentido. Los dislates cometidos ofendieron éticamente el acuerdo con el Estado. El esfuerzo de pagar para que el pueblo pueda acceder a ese derecho es insultado cuando se tira el dinero a la marchanta. Con más dinero, como el que tuvieron estos años, las deudas aumentaron. El fútbol una vez más no supo controlarse, por las mismas razones que se toleró la violencia.
¿Cómo empezar de cero si algunos clubes gastaron a troche y moche sin la mínima sanción? El Estado apretó el torniquete, pero su fuerza es relativa. No es el dueño del fútbol, no puede gravitar en lo deportivo. Pero puede ponerse remolón en los arreglos. Puede denunciar y, sobre todo, decirle a Julio Humberto Grondona: “Déjese de embromar, che, y póngalos una vez en la vida en el buen camino.”
Mucho pedir. Pero es Noel y el cronista se tentó.
Víctor Hugo