Brasil terminó su primera jornada exitosamente; tanto en la respuesta como en el resultado del partido. Porque se pudo advertir en San Pablo que esta primera jornada mundialista ha terminado satisfactoriamente después de las dudas generadas en el país.
Para este cronista fue una experiencia hermosa llegar al estadio junto a Diego Maradona. Gente ubicada en los márgenes de la carretera, gente que no tenía entrada para el partido, se amontonaba para saludarnos. Siempre con mucho orden y respeto. Con una inmensa alegría que, claro está, contrasta con los mensajes distorsionados de los grandes medios de comunicación. Allí se vio el verdadero Mundial. Se agradeció por estar ahí. Una gran respuesta, porque era una alegría de pueblo, genuina. No eran los hinchas que estaban en el estadio. Fue como una respuesta para la presidenta Dilma Rousseff.
Al Seleccionado Brasileño lo negativo le servirá ahora para tomar nota. Lo hará Scolari, quien seguramente en su fuero íntimo se habrá dado cuenta de que Brasil es un equipo ganable. Al mismo tiempo, como adelantamos en la charla con Diego y Hristo Stoichkov en De zurda, Croacia resultó un rival complicadísimo para Brasil. Se debe reconocer la valentía de los croatas, que lograron ponerse al frente y en el segundo tiempo se animaron a jugar mucho. Llegaron bien por los costados y le metieron presión a los laterales Dani Alves y Marcelo, quienes hicieron aguas ante las subidas de los croatas. El trabajo fuerte de los centrales Thiago Silva y David Luiz fue celebrado por Brasil, ya que sin ellos todo se hubiese hecho muy difícil.
Neymar, sin embargo, dio la talla. Siempre moviéndose, siempre picando, siempre veloz. Pateó más o menos el penal, pero entró. Brasil, por el lado de su figura, puede estar tranquilo. Neymar está en el viaje a su techo futbolístico. Dio la sensación de que si Brasil camina de la mano de él, puede ser campeón. Y él, Neymar, puede sentarse en la mesa de Lionel Messi y Cristiano Ronaldo.
Dejó algunas dudas Brasil, es cierto. Pero Brasil está contento. Brasil está feliz con lo que hizo también Oscar, por ejemplo, que mostró cómo se puede definir de puntín. Tiene, es cierto, muchas dudas en el resto de los futbolistas.
Fue una fiesta el Itaquerao. Una fiesta en las tribunas. Brasil tuvo altas y bajas. Pero, sobre todo, tuvo al mejor todos: Neymar. Da la sensación de que si se tiene a un jugador así, Brasil va a seguir siendo el favorito para ganar la Copa del Mundo en su casa.
Víctor Hugo