El relator que hay en uno ya se relame por trasmitir un partido de Verón.
Ha vuelto Juan Sebastián y otra música envuelve el campeonato argentino de inminente comienzo. Caramba. Setenta pases y ninguna flor teníamos hasta ahora en esa materia que mueve el mercado entre campeonatos. Y, al final, resulta que una de las principales atracciones de la primera fecha que se disputará el fin de semana venidero será ese hombre de 38, que si pega la vuelta es porque sabe que puede.
¿A quién se le ocurrirá pensar que, cual caballero de la nostalgia, se viste con su vieja armadura y sale a pelear vencido de antemano? Demasiado inteligente es este Verón como para venir ahora a dar pena, a que cualquiera diga que ya no está para esos trotes. Robar, no. Esa no la dirán, porque la frase es ridícula. La Bruja Verón da, no roba, ya se sabe. Pero que “mejor se quedaba en el Monte Gloria” o “para qué darle pasto a las fieras”, y otras frases por el estilo pondrán bien alta la valla del desafío.
La Bruja, si sale, es porque hay escoba con qué.
Nada más que el aporte de la pelota parada que seguramente hará, lo justificaría. Pero seguro que hay mucho más, como ya se vio contra el equipo español del Cholo Simeone, hace solamente unas horas atrás. Verón tiene una de Maradona que el firmante de este artículo cree haber descubierto en Diego. Adentro del pase a un compañero muchas veces viaja la siguiente jugada. Dos por uno, hacen estos muchachos. Como si el receptor pudiera tomar de adentro de la pelota un papelito en el que le dijeran “ahora tirala al medio, al nueve”. La progresión está pensada de antemano. Otra de Diego que tienen los Verones del fútbol es que desafían al que la ve de arriba. Desde la cabina, el relator que ha jugado aunque más no sea el fútbol de los chambones, sugiere jugadas. La perspectiva ayuda. Hay una geometría natural en cada pase. Como si cada entrega tuviera un agregado: una carta geográfica, un mapa con la flecha del recorrido, adjunto.
Pero de repente los “Diegos” del tipo Verón hacen otra. Y lo notable es que la jugada les sale mejor a ellos con el pie, a toda velocidad, que a cualquiera de nosotros con la imaginación. En serio. Tienen la razón hasta cuando parece que se equivocaron, estos tipos.
Y la última, ya que al cronista le dio por asociar el asunto de la vuelta de Juan Sebastián Verón con Diego Maradona, es la de la presencia. Al lector no le cuesta nada pensar lo que significa en este fútbol de pibes, que cuando miran para el costado, los vean a ellos. A esos hombres que son como el viejo de uno. A esos personajes que te pueden decir cualquier cosa, que invariablemente está bien. Que no se sientan a leer el diario con los suplementos atrapados por la pierna para que nadie se los pida, que te tiran una garantía de onda para el primer alquiler. Gente que, si te ven con un pucho, lo tirás al instante. Y eso que no juega, porque después cuando la saca el arquero la tenés que dormir en el empeine y te miran 30 mil personas, eso juega.
Cómo juega en la cabeza de un pibe que estudia que los viejos se lleven bien, Juan Sebastián Verón le hace mejor la vida a Estudiantes de La Plata. Y los Pincharratas, ahora que volvieron los “que te dije del Mondongo”, harán mejor al torneo.
El fútbol y el relator, agradecidos, de antemano.
Víctor Hugo