Diego Cocca dejó a la Academia en la Libertadores, pero el Rey de Copas hizo alarde del mote y casi logra la hazaña, con dos jugadores menos y en el último minuto. El blanquiceleste pareció demasiado confiado en la ventaja que había conseguido en el primer partido y sólo reaccionó cuando se sintió en peligro. No le salió mal por poco.

Tuvo los líos, las peleas, las emociones y el ritmo de un clásico de esos en los que parece irles la vida. El celeste de abajo le ganaba en intensidad al de cielo despejado y la temperatura de la cancha duplicaba la del tibio día. Racing salió a jugar lo que se preveía en cuanto a la táctica desplegada, dejó la cancha para Independiente y asumió el riesgo de darle la pelota y confianza a su adversario.

El Rojo, había recibido el mazazo de la ausencia del uruguayo Diego Vera quien anuncio la imposibilidad de jugar unos minutos antes del partido (un accidente familiar le provocó una herida en el tobillo). Pero cuando se puso en marcha el partido, sucedió que Juan Manuel Trejo, el suplente que entró por el oriental, se fue erigiendo en un jugador peligrosísimo por la banda izquierda. Las zurdas de Trejo, de Federico Mancuello y de Nicolás Tagliafico, fueron decisivas para que la imagen del partido alimentara la ilusión del rey de Copas por jugar una más de ellas. Ya al minuto hubo una atajada de Sebastián Saja espectacular ante un cabezazo de Juan Martín Lucero, por entonces el mejor delantero del partido. Y luego las grandes fotos mostraban vuelos de Saja otra vez a un ángulo, otro al caño izquierdo y por último un salto gigantesco por otro cabezazo de Lucero.

Racing insistía, por entonces, con la receta conocida: el pelotazo para Gustavo Bou y Diego Milito y fue una galopada de su Batibou que promovió la única esperanza durante esa primera parte, que finalemente sólo fue un prólogo de un segundo tiempo y fue de lo más extraordinario del año. Racing e Independiente rompieron el partido en varias ocasiones. La Academia cambió todo cuando salió a jugar de una manera muy distinta a lo que había sido su actuación en la primera etapa. Las grandes atajadas de Sebastián Saja no solo lo estaban convirtiendo en excepcional figura: también sirvieron para que Racing se diera cuenta que estaba corriendo demasiados riesgos aún con la ventaja que había conseguido en el primer partido.

En esos 45 minutos finales Racing salió más y con un par de tiros libres en los primeros ocho minutos ya dio la sensación cabal de que había mejorado. Estuvo cerca de la conquista, pero paradójicamente en el mejor momento de la Academia, el marcador se rompió primero para el lado de Independiente, con la primera participación de Cristian “Cebolla” Rodríguez con un tiro libre notable. Ahí el Rojo se puso a un gol de la hazaña. Parecía que el partido se había quebrado y parecía también que Independiente se animaba a ir por más. Pero, otra sorpresa que deparó este juego interesantísimo, a partir de ese momento La Academia consiguió encerrar a su rival y comenzó a crecer. Después de una gran jugada de Marcos Acuña, el local estuvo muy cerca del empate, pero se encontró con una muy buena atajada del Ruso Rodríguez. El festejo tuvo que esperar unos segundos más, cuando el propio Acuña ejecutó un córner y Luciano Lollo, con un cabezazo inolvidable al ángulo superior derecho, lo empató.

Se hizo un encuentro de ida y vuelta. Con Racing, que siempre parecía superior. Encima, Jesús Méndez se hizo expulsar en una decisión que pareció exagerada en un duelo que se repitió durante toda la tarde con Acuña. De inmediato, Jorge Ortiz repitió lo mismo contra Acuña e Independiente recibió otra roja. El Rojo con nueve y Racing, que en cada avance generaba peligro como para ganarlo.

Pero sobre el final, una jugada increíble: con dos jugadores menos, Juan Martín Lucero venció las manos de Saja, la figura principal del primer tiempo, con un tiro al primer palo. El Rojo se permitió volver a soñar. Y el último instante fue colosal. Un salto en el área de un jugador de Independiente dejó sólo a Víctor Cuesta que le pegó a la pelota con un remate impresionante que se fue apenas arriba del ángulo de un Saja que miraba perplejo, tan perplejo como los miles de hinchas que no podían comprender el porqué se semejante sufrimiento.

Sí, claro, Independiente estuvo cerca de la hazaña y Racing se llevó un susto de los buenos, pero terminó celebrando. Justamente el equipo que comanda Mauricio Pellegrino no logró forzar los penales, pero se fue con honores. Y el que hasta ayer dirigió Diego Cocca se fue festejando, aún con la sorpresa y el corazón fuera del pecho por el susto que se llevó sobre el final, cuando el Rojo estuvo cerca de dejarlo insólitamente sin nada.