Vení a París

 En otras épocas, cuando me iba de París, me sentaba en seis o siete cafés de distintos barrios y me quedaba una hora contemplando la ciudad. Tenía miedo de no volver y así me pasaba todo el día. Más allá de sus atracciones, el espectáculo es el museo al aire libre.

Foto Revista Espectador 19/04/1999 - Gentileza Archivo Tea y Deportea

 Hagan lo posible por venir a París. Si sos joven seguro que podés. Depende de cuáles sean tus prioridades.

 Me cuesta aceptar que alguien diga que se muere por conocer esta ciudad pero no puede.

 Si tenés trabajo, un sueldo todos los meses, sólo dependerá de que no quieras primero el auto, de que sepas ahorrar y la mejor manera es ir pagando por adelantado.

 Andá a una agencia y dejá lo que tengas. Así hice la primera vez.

 Cuando estés cerca de pagar el boleto, sacá un préstamo, preguntale a la abuela si se acuerda que te quería hacer un regalo.

 Tratá de venir en mayo o abril. Explota la primavera y es más linda que la nuestra porque sucede a un invierno infinitamente más crudo.

 Elegí, claro, hotel barato. Los que no tienen tele. Si venís a París y extrañás ese aparato, no viniste, no sos vos el destinatario de mi nota.

 Se come por poco en los lugares de crepés, que están por todas partes. Un crepé de queso o de jamón, cuesta vintenes.

 Hay espectáculos gratuitos o muy baratos por todos lados. En las iglesias, si te gusta la música, sos un rey.

Mi viaje sin retorno a ese placer fue aquí, viajando sin un sope.

Cantaba alguien o tocaba el piano en Saint Julien le Pauvre. Vivaldi, Handel, Mozart. Después les compraba el clásico cassette de entonces. Y empecé mi discoteca.

Con guita, como me pasa a mi ahora, cualquiera es vivo.

 El disfrute, lo grande, es cuando lo hacés porque le tenés ganas al mundo, porque te morís de curiosidad.

Cuando soñás aventuras algo pasa siempre.

Hay una piba, mejicana puede ser, mirando desde un puente y ahí nomás encontraste una amiga, y anda a saber después…

Y si lo quedes hacer bien de bien, aprendé un poco de francés.

Foto Revista Espectador 19/04/1999 - Gentileza Archivo Tea y Deportea

 Te juro, en tres o cuatro meses tenés una base. Después te provoca deseos de leer en francés.

Y el día que te paras en Saint Michel y le decís a un franchute «escusemuá mesié, u e la bastille», sos el mundo, pibe.

Animate. Dale.

Víctor Hugo

 

 

NOTA: A quienes pidieron datos de un hotel recomendable:

www.hotel-lalouisiane.com

60 Rue de Siene, 01 44 32 17 17