Desde Indiana, la intimidad del encuentro entre el jugador argentino con mejor presente en la NBA y Víctor Hugo Morales escrito en primera persona por el periodista uruguayo. Un lujo.
Sería más fácil para este periodista marcarlo a Luis Fabián Scola bajo el tablero de básquet que transcribir correctamente las impresiones que provoca el jugador argentino durante una entrevista. Hay que verlo cuando salga el programa en DeporTV porque la forma de pensar de Luifa supera con creces su manera de jugar. Lo que es decir demasiado. Su vida, como la de los otros actores principales de la Generación Dorada parece sólo básquet, pero el aprendizaje fue y es mucho más intenso en otros aspectos.
Dice Scola que piensa tomar algún curso de oratoria y se siente la necesidad de preguntarle para qué, si está sobrado.El afan por superarse sería la única explicación. El cronista no le dice que puede ser humillante que un protagonista del juego supere a los profesionales que hablan en radio y televisión.
Cada etapa de su vida tiene al básquet como estandarte,es cierto, pero siempre estuvo atento a la mirada fuera de la burbuja de su vida profesional. Es curioso como la entrada de la NBA de la mano de Adrián Paenza influyó en su carrera. Allí empezó a mirar a los EE UU,deportivamente, como la meca de sus vidas. Y fue una devocion religosa la que entregó para custodiar esa aspiración.
Lo increíble es que aparecieron todos a la vez. Scola, Ginóbili, Oberto, Prigioni, Pepe Sánchez, Nocioni… Ese es el hecho afortunado, pero también la consecuencia de la Liga Nacional que el héroe argentino deportivo León Najnudel, imaginó luchando a lo Piazzola para sacarla adelante mientras lo llamaban loco y qué se yo cuántas otras cosas. El amparo de una Liga poderosa les permitió subirse al primer escalón de lo que sería una escalera interminable a la gloria basquetbolística,al cielo de las medallas olímpicas y de los mundiales, a la concreción de aquello que habían concebido desde una osadía inaudita. Europa primero, la NBA después… Luis Scola lo explica desde lo humano y expone argumentos más solidos en este sentido que en las virtudes de cada uno. Como dijo Prigioni,”yo escucho el himno y miro a mis costados y los veo a ellos, y pienso que no puedo perder”. Luis dice que ya no le importa perder si es con ellos, con los amigos de toda la vida.
Se hablan todo el tiempo, influyen en las vidas de los otros, a tal punto que Scola y el Chapu, pero tambien Manu, fueron los hacedores de la llegada de Prigioni a este presente portentoso en la NBA, con el Madison encendido de hinchas de New York Knicks gritando “Pablo, Pablo, Pablo”. El conferencista Scola tiene que esperar sin embargo,todavía el jugador tiene mucho para decir. Pero cuando esté frente a un auditorio hablando del juego y de la vida, de lo aprendido y de lo desconocido, el gigantón argentino,parecerá aun más alto. Tiene mucho para contar, y sabe hacerlo muy bien. Igual que cuando encara, lucha y emboca en el aro de cualquier cancha del mundo.
Víctor Hugo