«Las patas de la mentira», columna exclusiva para la web del viernes 23/12/2011

 Primero fue el comunicado de Clarín sobre el allanamiento a Cablevisión. Armados de las antenas de Canal 7, como en aquella película de Fellini, blandiendo logos de 678 con forma de granadas de mano, Barone tirando centros como buscapies, Cabito y Barragán disfrazados de gendarmes, los intrusos se llevaron por delante el decoro de Cablevisión.  Un forcejeo prepotente de Sandra Russo con los custodios y gerentes del lugar, entronizó al interventor enviado por el juez Bento desde Mendoza, lugar «donde nunca hicimos nada…todavía», parecía anunciar el parte de Clarín.

Clarín.com 20/12/2011

  De inmediato tomaron cartas en el asunto los demás medios y algún sector de la política.»Qué barbaridad», exclamaron, y ciertos corresponsales, ingleses o peores, también denunciaron el atropello televisivo. La gente adicta a 678 ensayó una crítica: «No vale la pena tanto lío por esa primicia».

  Luego Canal 7  se despojó de tal heroísmo, anunciando lacónicamente que no estaban, que 678 está grabado hasta el 2 de enero, que los que están de licencia se negaron a volver por esa pavada y que lamentaban tener que desmentir, otra vez, al Grupo en cuestión.

Diario Registrado.com 21-12-11

Entonces Clarín dijo: «Sí estaban, lo juramos. Miren el video de ellos mismos».

 Y fuimos a ver. Un  sobrio locutor decía que unas horas antes se había producido el hecho de marras y en pantalla se vieron las imágenes tomadas, desde afuera de Cablevisión, de fotógrafos y demás canales que, enterados del asunto salieron corriendo(¿Quién se quiere perder eso?) hacia Barracas al Sur, una mañana de verano.

Visión 7 del 20/12/2011:

[youtube MV-UrmBKjsg]

[youtube hmAxnJKFdc4]

 

 Tristán Bauer se bajó de un auto en la carretera, recaliente por que el promedio se le venía abajo y dijo por radio que se trataba de una falsedad más.

                 

 

 

No mencionó el número de mentira, pero creo que a esta altura alguien debería llevar la cuenta. Es Guiness, es récord, y es hora de reconocerles esto.

 

Víctor Hugo