Será así nomás el mundo. ¿Será así? Se puede señalar cualquier mentira. Hablar de transparencia. Lo hace la misma persona que hace pocos meses hizo un blanqueo de capitales para que su hermano y sus amigos denunciaran que tienen en el exterior millones de dólares. ¿Esa será la transparencia? ¿Será el perdón por la deuda del correo? Es mortificante, pero se anima a decir: “La transparencia”. Se anima a decir: “Vamos a combatir la pobreza”. Al mismo tiempo que están con la carpeta sacando la flexibilización laboral.
¿Cómo se termina la pobreza de los obreros que ganan menos? ¿Cómo es que esto sería mejor? Pero se anima. Y lo dice. Sin ningún tipo de problema. “Vivamos mejor”, “Estamos viviendo mejor”. Lo dice en el tiempo en el que claramente la calidad de vida de los argentinos ha decrecido.
Pero le va bien. Le va bien. Habrá quienes entiendan que esto es una maravilla. Otros pensamos que es exactamente todo lo contrario de una maravilla. Estamos los que pensamos que esto tiene que ver con los medios de comunicación. Por eso en la sede de Unidad Ciudadana cantaron: “El que no salta es de Clarín”. Porque ése es el enemigo: los medios corporativos, los medios que se han quedado absolutamente con todo. ¿Será esa la transparencia? Que Clarín se robe Nextel, que se quede con Telecom, que se quede con todo lo que se ha quedado en ese momento.
Es elegante decir, probablemente, “Hay que respetar al ganador por lo menos hoy y discutirlo a partir de mañana”. A mí no me sale fácil. A mí me parece que este discurso tan vacío, tan proclive a la mentira, que parece la expresión máxima de lo que de hipocresía y de cinismo un ser humano pueda tener. Me gusta por lo menos intentar refutarlo.
Dejamos a la gente que baila, bailando. A la gente que habla de transparencia, haciéndole creer a la gente que efectivamente esa transparencia puede existir. Hay algo granítico, que es una derecha triunfante. Y hay algo granítico, que es una izquierda a la que representa Cristina Fernández De Kirchner, que sigue teniendo casi cuatro de cada 10 personas contra todos los medios de comunicación, prácticamente sin un peso partido por la mitad para hacer campaña, sin un cartel en la provincia de Buenos Aires, que consigue que con nada menos que con lo que hizo antes, y la gratitud de su gente, y lo que son los sueños, de ese otro mundo, tan distinto a ese otro mundo de los que bailan y hablan de transparencia trayendo sus millones y millones de dólares engañando a todos los jubilados.
Hay otro mundo que es el ganador de anoche. El mundo sigue andando. Habrá que ver si sigue evolucionando hacia la derecha. Si efectivamente, como pasa en Europa, como pasa en los Estados Unidos, los que festejan son los Trump del mundo. Trump también es un hombre exitoso y bailarín, es un hombre que se lleva por delante la verdad, que humilla a la verdad. Y también le va muy bien. Es el mundo que hay en estos momentos. En todos nosotros está, como idea final, si contra este mundo vale o no la pena seguir luchando.