River se adjudicó una victoria importante, merecida y deslucida al final porque River mismo se encargó de quitarle vuelo a una actuación que hasta pudo adjudicarle cuatro goles de diferencia frente a Chacarita. Hay una imagen del final del partido que documenta que River perdió la gran ocasión de alzarse con un triunfo que fuera celebrado también como una muy buena actuación del equipo. En el tramo final, el Chori Domínguez tomó la pelota en la mitad de la cancha. Trezeguet de ocho y Cavenaghi de diez ganaban posiciones que eran promesa de gol. El Chori, sin cruzar la línea central, pretendió rematar al arco. Intentó el gol de su vida y desairó a los compañeros que habían emprendido la carrera, en la contra, con muchas posibilidades de marcar el tercero. Le reprochó Cavenaghi, el Chori Domínguez reaccionó y discutieron de una manera muy fea porque Cavenaghi se acercó al Chori y este le puso el brazo en el cuello para apartarlo. Fue muy claro que el incidente provocó el disgusto de Almeyda, que había saludado especialmente a todos los jugadores que había remplazado a lo largo del partido. En este caso, ni siquiera miró por donde pasaba el Chori Domínguez, cuyo carácter parece ser el que le estén condenando por lo que pasó en el clásico frente a Boca en el Chaco.
Fue acción tan irrespetuosa con sus compañeros y al mismo tiempo para los hinchas de River. Pudo costarle un disgusto mayor todavía si el árbitro Álvarez hacía valer el reglamento, ya que también la descortesía entre compañeros puede ser sancionada. ¿Por qué el cronista se extiende en el análisis de esta jugada? Es un síntoma de cómo River desperdició esta gran oportunidad, porque no sólo se trata de ganar sino también de gustarles a sus hinchas.
La caravana que partió particularmente desde Buenos Aires hacia La Plata desde bien temprano y que alfombró la Autovía 2, merecía que River aprovechase el golpe de fortuna que significó el primer gol anotado en contra en una desafortunada acción. El Millonario ya había hecho méritos como para ponerse en ventaja, pero empezó a prometer un partido inolvidable recién cuando Lucas Ocampos, la gran figura de River hasta los 15 minutos del segundo tiempo, anotó el segundo gol, una obra de arte. Una especie de tributo a la creatividad del Flaco Spinetta, que por primera vez no estaba siguiendo a River por radio, por televisión o en la cancha. Le pegó Ocampos desde una posición en la que se anunciaba un centro. Colocó la pelota desde el vértice del área al ángulo superior opuesto, desde una posición de número diez. Y ahí fue cerrando el partido.
River tuvo ocasiones en la parte final, una desperdiciada particularmente por el Chori Domínguez, en un cara a cara, en el que hubiese ahuyentado los fantasmas. River, que se había encaprichado en sufrir un poco, cedió algunos tiros libres para que Chacarita pudiese descontar. Pero la pericia de Vega, la muy buena actuación en el juego aéreo de Maidana y Funes Mori, que no resignaron casi ninguna pelota, le fueron quitando entidad a los embates, modestos, pero bastante continuados del Funebrero en la parte final.
River está en lo más alto del campeonato. Esto se ajusta a los méritos del equipo del Pelado Amleyda en este partido. Tiene evidentemente posibilidades de crecer en el juego estupendo de Cirigliano, en el inspirado de Lucas Ocampos, en el hábil de Alejandro Domínguez y en la promesa que significa que Trezeguet pueda aparecer en cualquier momento como titular. La capacidad que tiene el francesito de Saavedra para ubicarse dejó en evidencia que River había perdido la brújula en los últimos 20 minutos, porque no atinaron a darle un pase que pudiese ser aprovechado por el ex Juventus.
Una tarde fantástica de fútbol, una fiesta en las tribunas de River, con hinchas que con cambios de día y de horario, con la lejanía como contra, llegaron y apoyaron; y una promesa de un equipo que tiene que ir más arriba y que cuando pudo asentarse en el juego del toque a favor del resultado, dio una demostración que es más un equipo de Primera que cualquiera de los otros que están jugando en la divisional.