La diferencia fue que uno le cabeceó a la candidata y el otro fue hasta su mesa…

Boca le sacó un tranco de ventaja a San Lorenzo en la pelea por el campeonato. Se esmeró claramente por la victoria. Los de Boedo quisieron encontrarla, sólo eso. En una semana jugarán un partido que significa buena parte del torneo. Uno de la mano de Tevez y su audacia. Otro, bajó la mirada atenta de Ortigoza. Nos vemos en La Bombonera.

El fin de semana fue para Boca, porque lo buscó como no supo o quiso hacerlo San Lorenzo. Ganó el Xeneize en La Plata lo que se dice un partido chivo, ladino, de esos que dan contra cuando menos uno lo piensa. Perdió dos puntos el Ciclón frente a Banfield en un cruce de lectura fácil, en el que se dejó estar como si el encuentro fuese a durar diez horas y no una hora y media de la que regalo incontables minutos sin asumir que a veces una cierta prepotencia puede ayudar cuando el fútbol escasea.

Boca supo emparejarlo y al final sacó partido de la superioridad numérica que las expulsiones habían determinado. San Lorenzo estuvo por perderlo cuando Sebastián Torrico, salvó a los cuarenta una pelota terrible que le pateó Juan Cazares de media vuelta en una acción estupenda, de cuero y sobre todo de Giovanni Simeone.

Y aunque todo pudo suceder en ambos partidos, sacó ventaja aquel que fue por más, con la clara determinación de ganar. Más allá de los avatares del partido, la actitud auriazul fue irrespetuosa  para Gimnasia. Tener con qué y saberlo, ayuda. Tener con qué y no hacerlo valer, mirando pasar la tarde calurosa, es no pensar que el destino se hace solo y no necesita ayuda. San Lorenzo no colaboró con su propia necesidad y de no mediar que Banfield tuvo una prudencia innegociable, hasta pudo perder. Boca, en cambio, contó con un buen Carlitos Tevez, otra vez, y con ese valor extra y su actitud fue la del que busca. Si el lector conoce algún código de la milonga, la diferencia es que mientras los azulgrana le cabecearon a la candidata, Boca fue hasta la mesa. Por eso este domingo le toco bailar con la más linda.

A una semana
Los preparativos para el clásico del próximo domingo fueron bien distintos. Boca se puso las ropas más brillantes del favorito porque además juega en su cancha. Una victoria en ese partido que se presenta como el más importante de este campeonato, lo pone demasiado arriba para el equipo que tiene sin que, nadie se animaría a decirlo, sea la ocasión que todo lo define. En ese enfrentamiento, San Lorenzo estará más cómodo. Es evidente que le gusta otro tipo de partido. Ir no le provoca un placer especial. Controlar, mirar el asunto desde la mitad de la cancha: eso es lo que más le agrada desde el faro que le significa Néstor Ortigoza.

El hecho de que los hombres decisivos de Boca y San Lorenzo tengan posiciones diferentes quizás gravite en el criterio con  que jugaron. Carlitos está más arriba, toma la pelota y decide de inmediato ir hacia el arco rival. Ortigoza organiza, reparte, pero su mente es mantener el equilibrio del equipo. Lo del Apache es ir más a los bifes, y el movimiento de  los xeneizes se hace vertical casi siempre justamente por su juego, y eso se destaca frente a la horizontalidad que propone el muy eficiente volante central, de San Lorenzo, el habitual dueño y señor de la zona media del Ciclón.

Banfield fue de los cuatro, el más interesante en los partidos que le tocaron a este relator. El arquero Bologna es cosa seria y desde ahí, el Taladro fue parejito y corredor. El equipo sabe jugar, algo que no se puede ponderar en todos los casos. Pero Boca se llevó la mejor tajada, porque de los cuatro fue el único que se esmeró claramente por la victoria. Los otros quisieron encontrarla, sólo eso. Y suele tener gusto a poco.