La alegría va por algunos barrios, pero no por La Boca y por Boedo

 Un relator seco de goles, ese fue el balance de la fecha para quien firma la nota. El asunto empezó con San Lorenzo y terminó con Boca, de sábado a domingo, y a las 5 de la tarde, con un calor asfixiante y una ilusión a la que prontamente se le apagaron los motores.

 Un relator seco de goles, ese fue el balance de la fecha para quien firma la nota. El asunto empezó con San Lorenzo y terminó con Boca, de sábado a domingo, y a las 5 de la tarde, con un calor asfixiante y una ilusión a la que prontamente se le apagaron los motores. Los Santos fueron unos angelitos que regalaron el primer tiempo y tarde piaron para buscar la victoria. Al final, casi pierden. No era justo, pero se salvaron porque Mauro Cetto en la línea del arco sacó un tiro que ya era gol. Hubiera sido un castigo demasiado severo porque en la tarjeta de los jurados, los de Boedo tenían alguna ventaja.

 Por su parte, Boca sufrió a los zurdos Botta, Pérez García y Rusculleda en el primer tiempo, cuando pareció que le pintaban la cara a cualquiera, y los controló en el segundo. Pero le dio poco juego a su propio zurdo, Colazo, el único que podía clavar alguna banderilla en el lomo de Tigre. La gente, con el torso desnudo, transpirada y protestona con el andar de sus equipos, hizo un balance comprensivo al digerir los resultados muy modestos.
 Los de Pizzi se dijeron que el equipo “quiso”, que quizás con Ruiz y Verón la semana que viene pueden ser más incisivos.
Los de Boca declararon que no silbaron porque a Bianchi sería una vergüenza molestarlo tan pronto, cuando recién le empieza a tomar la mano al plantel. Bianchi es Bianchi. A Falcioni lo ponían en la parrilla, pero el Virrey no se toca.
Belgrano y Tigre hicieron de partenaires. Los Piratas salían bien de contra y los de Victoria supieron tener la pelota. Méritos que fueron eclipsados por la actitud modesta, controlada, sin aspavientos. El futuro es convivir con la paridad y la irregularidad.
 Si Vélez pierde contra diez jugadores de “este” Independiente, todo puede acontecer. Si Ñulls un día da cátedra y al siguiente partido lo vapulean en su cancha, si ya empieza a pagar el asunto de jugar dos torneos, los favoritos no existen.
A Boca le queda en el haber el debut como titular de Ribair Rodríguez, los flashes de Colazo, la expectativa que provoca Guillermo Fernández con su andar. Por ahora, no hay equipo. Hay esfuerzo.
 Predisposición para ir al ataque. Pobreza que no se sabe si es estructural, o algo pasajero. Tres partidos en una semana, con diferentes formaciones. Un tiempo de búsqueda. Y la única certeza es que nada será fácil.
San Lorenzo tiene por ahora más plantel que equipo. Varios nombres interesantes, pero dificultades para encontrar a los titulares indiscutibles. El cronista cree que será un torneo con los grandes en la pelea. Escasos avales reunió en las dos primeras fechas para que su pronóstico sea respetado.
 La alegría va por algunos barrios. Avellaneda supo preparar su fiesta del próximo domingo. Liniers quedó perplejo. Floresta y Paternal miran recelosamente su futuro. Quilmes pegó una. Lanús se hace digno de una mención que elogie sus goles y su actitud.
 Y Núñez, claro, qué bien la pasaron anoche en Núñez. Qué bien le hace a River ganar de nuevo, tener a Ramón Díaz como estandarte de esta nueva etapa, ser puntero después de dos fechas. Ser River, de alguna manera, aunque le falte todavía para recuperarse completamente después del peor golpe de su vida.
 ¿La Boca y Boedo? No saben. Es insuficiente la data recogida hasta el presente.
Víctor Hugo