Previsible como las PASO y críptico aun, como lo que vendrá en octubre, así se puso en marcha el torneo Inicial. Por caso, River y Boca se parecieron hasta en el detalle de ganar, uno en miércoles y el otro en viernes, sin merecerlo. Racing, por su lado, se colocó lejos de la “pole position” y San Lorenzo ganó la salida, flojo en el arranque porque salió patinando, pero con un pique formidable a continuación cuando debió pelear la primera curva con la Academia.
De ahora en más, hay que entrar a boxes, no irse de pista, cambiar neumáticos, y todo lo que demanda una carrera, pero algo ya se vio: de qué manera se definió la fila.
Boca fue ayudado por un mal arbitraje y en vez de dar explicaciones Carlos Bianchi, las tuvo que dar el árbitro, esas cosas del fútbol. Carlos Maglio admitió el error, lo que siempre da ganas de perdonar de inmediato y los xeneizes pudieron hablar de que están en el buen camino. El juego del campeonato anterior a este, no cambió demasiado, de lo que seguramente ya tomó nota su técnico quien está más obligado ahora que en el primer semestre cuando había cómo justificarse.
Pero Belgrano fue el que mereció (verbo tan corrompido) la victoria. De la misma manera que era Central y no River el que debía llevarse los trespuntos, o al menos no perder. El técnico Miguel Ángel Russo “jugó” un partido formidable y seguramente se fue más tranquilo que Ramón Díaz. ¿Que por qué? Resulta muy sencillo de entender: porque el objetivo de Rosario Central es afirmarse en la Primera, estar si fuera posible un poquito arriba de la mitad de la tabla de posiciones. Y al cronista se le ocurre que no habrá dificultades para el equipo Canalla. En cambio, los Millonarios tienen como meta excluyente la de ganar el torneo. Y no será posible jugando como lo hicieron el viernes. Trabado por Central, presionado a más no poder, fue paulatinamente menos que los rosarinos y a medida que el partido avanzaba, en el relato se decía que lo único que lo salvaba un poco era ganar. Y ganar un partido sin que sea justo, lo gana cualquiera.
Un corner, o un cabezazo que sale mal y otro que lo endereza. Cuando Federico Andrada con su festejo, le aclaro al estadio quien de los tres de River que se avalanzaron sobre la pelota en el segundo palo, la había metido, el juez podía pitar lo más tranquilo el final del partido. Estaba escrito que iba a ganar River, esas cosas que se resuelven en el aire, por duendes socarrones que disfrutan con la injusticia.
San Lorenzo, que se pareció al que será en la formación habitual, tiene algo para decir, parece. Juan Antonio Pizzi ha sabido conformar el mejor grupo de 16 titulares, o suplentes que pueden saldar sin problemas a la cancha, del campeonato. Siempre hay que decir “quizás” porque ya sabemos los del sube y baja de los equipos. Fortaleció la imagen como alguien que sale de la neblina poco a poco. Muy mimado por quienes lo dirigen, la ratificación de su arremetida de mayo le da un perfil de buen candidato. Ahora, como para las elecciones, hay tiempo para todo.
Hay meses de mucho trabajo y lo que se dijo en estos días, está por verse a la hora de la verdad.
Víctor Hugo