Desde Bogotá, en la ruta de la Copa América

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Maradona estuvo en Colombia para aportar en su lucha por la paz y para repensar una contraofensiva ante la FIFA, al tiempo que participó de una nueva emisión de De Zurda, como adelanto de Chile 2015.

Desde Bogotá, en la ruta de la Copa  América

 

Diego cafetero – Maradona en una nueva emisión del programa. Jugó al fútbol, partipó de reuniones, fue aclamado. Con la mirada de siempre.

Este fin de semana se reiteró el encuentro de Diego con la magia que produce su presencia y con su programa, en esta ocasión en Colombia. De Zurda volvió a salir desde Bogotá en la ruta hacia la Copa América de Chile. Fue allí mismo donde el propio Diego Armando Maradona recibió al Principe Ali Ben Al Hussein, quien se erige en uno de los candidatos a disputarle el cetro al suizo Joseph Blatter, junto al portugués Luis Figo y un holandes, Michael Van Praas.
La amistad que une al Diez con el príncipe y los viejos (pero renovados) recelos que la FIFA le genera, el haberla padecido recientemente en el campeonato del mundo de Brasil 2014, cuando los mandamases se cobraron las nuevas y certeras críticas de Maradona, eyectándolo de los estadios brasileños con el simple expediente de abandonarlo a su suerte, potencian la intención del más grande jugador de todos los tiempos de que su gestión aporte a un cambio de mando y de estilo en una de las instituciones más poderosas del planeta. Su vieja lucha de una organización de jugadores que tuviese un rol importante en los asuntos del futbol fue desactivada hace tiempo, pero ese sueño también lo empuja cuando va por el mundo con el candidato.
La empresa es harto difícil frente a ese hombre que ató a sus conveniencias a los dirigentes de la mayor parte del mundo, vía corrupción, halagos, protecciones de toda índole, en ocasiones contra los propios gobiernos de los países si intentaban algún acercamiento refutado por los dirigentes.

VISITAS MUY AMISTOSAS. En los estudios de la televisión colombiana andaba el Zurdo López, Miguel Ángel, unido a Diego por una gran amistad ratificada por el tamaño del abrazo que se dieron.Y vino para ser entrevistado el legendario Willington Ortiz con todos los recuerdos ochentistas del fútbol continental a cuestas. El diálogo fue jugoso y sumamente entretenido, tomando como base a esta Seleccion colombiana que, bajo la conducción eficiente de José Néstor Pekerman, se siente de antemano protagonista estelar de la Copa América de Chile. Willington contó que mientras jugaba al fútbol, se dedicó también a estudiar la carrera que ahora le permite dictar clases en una Universidad colombiana y seguir cerca del fútbol. Estudiaba favorecido porque tenía un solo horario de entrenamientos, según contó con enorme simpatía. “Lo que hubiera sido si entrenaba dos veces por semana”, apuntó Diego. Una vez más deslumbró a todos Maradona, cuando dejó, para el placer de los cafeteros, una de sus frases ingeniosas: “Cuando James toca la pelota todos somos colombianos”, dijo. Se ve que le salen nomás, porque en el programa, cuando este periodista quiso recordársela, no la tenía presente. Suelta ideas, como pases de gol, como si fuera lo más natural.

UN ASEDIO INSOPORTABLE. Por cierto, la presencia de Maradona en Bogotá sirvió para que, en torno a él, se jugara el Partido por la Paz, organizado por una de las mujeres más emocionantes de América, como lo es Piedad Cordoba. Un estadio repleto y feliz acompañó el andar de Diego caminando como sobre brasas, desafiando los 2600 metros, sus años y sus kilos, para que se inscribiese con más fuerza la palabra que Colombia anhela desde hace sesenta años, sacudida por una guerra persistente: PAZ.
La que a Diego le cuesta encontrar tironeado, rogado, asediado cada vez que acepta el convite de exponerse a dar y dar, y cuanto más da, más le piden.
Hasta que a veces se le escapa un manotazo en la jaula de decenas de personas que no lo dejan ni caminar, para que de inmediato ese segundo se devore en las crónicas todo lo que hace de bueno.

Victor Hugo.