Cinco años con «La Mañana» *

* Esta nota fue escrita por el quinto aniversario del programa en 2012

De Wall Street en Nueva York a la Casa Argentina de París.

Cinco días para celebrar cinco años de La Mañana.

 El ciclo tuvo su bautismo en este museo al aire libre que es la ciudad más perfecta y más bella del mundo.

 El frío atraviesa ventanales, circula como un guapo ante el que se van cerrando las puertas. Cae la nieve este domingo y así como el gris es un color que solo soporta con elegancia esta ciudad, la nieve le cae bien a su melancolía.

 La Boheme habita las calles en días así.

 La ciudad con la que sueñan los artistas, los atrae, los castiga con la crueldad de sus inviernos pero los condecora al mismo tiempo.

 Pintores, filósofos, músicos y escritores, como resume la ópera de Giacomo Puccini, no cambiarían el hambre de París por opoluencias de otros cielos.

 Aquí nos pusimos en marcha hace cinco febreros.

 Debutaba esa línea digital que me ha permitido hacer el programa desde donde sea con el mismo sonido del estudio.

 La calidad  profesional de Hernan Avella permite que cada programa fluya como si nos estuviésemos mirando, separados por miles de kilómetros.

 Será interesante conocer el juicio de ustedes con relación al cumplimiento de las consignas que nos impusimos entonces.

 Ambientalismo, internacionalidad, libertad a ultranza, impedir en lo posible que la agenda de los diarios sea la de la radio, recuperar la música en una AM que se fue haciendo cada vez más hablada.

 Poca incidencia de las noticias policiales. En lo político, el mismo tiempo a gobiernos y opositores.

Humor sobre la actualidad pero por caminos que Stoppelman, con quien trabajo hace casi 20 años, recorre de una forma muy personal.

Cada elemento del programa debe dar testimonio ético y estético.

Una cortina, el cuidado de todos en la defensa del idioma, así sea  de nosotros mismos.

Siempre me avergonzó, como enamorado de este medio que todo se redujera a copiar información de los diarios y hacer las notas que ellos dictaminan.

 En los recientes años de la gran confrontación de los medios y el Gobierno, del liberalismo de los ´90 y la ruptura con esa ortodoxia, fue más importante aún construir el programa a partir de nosotros.

 Esta fue la primera apertura, en la que nerviosamente, presentamos nuestras cartas:

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(Audio «La Mañana» lunes 5 de febrero de 2007)

Dirán ustedes si nos hemos parecido a la propuesta inicial.

Cuando empezamos en el 2007 habían transcurrido unos seis meses del levantamiento de Desayuno.

 El tema Botnia, una nota en La Nación sobre aquel diferendo, puede haber sido la famosa gota. Patalié un poco porque había mucha gente que quedaba en el camino, pero decía al mismo tiempo que no podía quejarme después de tantos años. No me quedo una pizca de resentimiento por el episodio.

 Ese año fue el mejor en cuanto al equilibrio del programa, pero ya era crítico en televisión y radio de la cercanía del gobierno con Clarín.

 En diciembre de 2007, con la firma de la unión de Cablevisión y Multicanal, sentí que me quedaba en la vereda de enfrente del Gobierno, si bien rescataba algunos aspectos valiosos.

 Tras cartón, lo del campo. Salvo el respeto irrestricto a Orlando Barone con sus columnas jugadísimas a favor de la postura del Gobierno, el programa tuvo un sesgo muy crítico.

 Yo pensaba que el tratamiento igual a los desiguales(chacareros de 50 o5000 hectáreasno parecen lo mismo) era un error, que impedía la movilidad social y favorecía a los más fuertes.

 El pensamiento de modestísimo cuño marxista, el tono que adquirió la confrontación, me dejaron en el sector más crítico.

 Aun no se si tenía razón, pero intuyo que no.

Después vino el coraje. El de pelear con lo establecido y los medios dominantes.

Sentí que tocaba el cielo con las manos, al cabo de una lucha muy desigual contra el poder diabólico de Clarín.

Llevaba años denunciando en el desierto sus estafas, sus negociados dentro del fútbol, el comportamiento mafioso, la venta de favores y protección o el escarnio para los que no se alinearan.

 En ese escenario, con la estatización de las AFJP, y todo lo que vino después, llegó el equilibrio de fuerzas y del propio programa.

 Y empezó la estigmatización de Clarín y sus seguidores.

La pelea ha sido tan áspera que nunca podré entender como fue que quedé tan visible en la escena.

 Porque los pesos pesados son otros, más bien que yo me siento nadie aún cuando defiendo mis ideas de siempre, con una energía que los desquicia sólo porque no estaban acostumbrados a que se les hiciera frente.

 Hoy no importa si en temas como ley antiterrorista, reparto de ganancias, despenalización del aborto, la cuestión ambiental, sigo siendo crítico del Gobierno.

 La cuestión es anularme. Es muy difícil poner argumentos para defender, por citar un ejemplo, a Papel Prensa.

 Sin combate de ideas, lo que sirve es matar al que se anima a discrepar  con ellos.

 Debería ser un halago que siendo sólo una persona, nada más que un hombre, se interesen por mí de esa manera.

 Han invertido toneladas de papel, se han valido de escuerzos morales que, con el dinero obsceno de esos medios intentan financiar hasta libros que resulten condenatorios

de mi trayectoria.

 Ellos saben que lo que digan de mi llega a millones y lo que yo hago tiene un alcance muy inferior.

Mientras muchos más los lean y los escuchen ellos piensan que van a tener razón, como en otros temas.

 

Víctor Hugo