Boca apunta a un torneo hecho a su medida, pero San Lorenzo no se achica

La victoria del sábado en La Paternal no tuvo brillo pero le sirvió a los de Arruabarrena para demostrar que les alcanza con el plus que le da el Apache y con la personalidad del equipo. Anoche, el Ciclón dio muestras de que en cuanto a personalidad le da pelea al puntero y que no lo va a dejar tranquilo hasta la última fecha. Gran amor propio del equipo del Patón Bauza.

El sol había salido sólo para Boca. La tarde doradísima de la primavera intrusa era un ámbito grato especialmente para el Xeneize. Hiciera lo que hiciera, estaba escrito, le iría bien. Si jugaba relativamente por debajo de sus posibilidades, como en el primer tiempo, igual se retiraría en ventaja. Si jugaba bien, aprovechando un hombre de más, iba a aumentar la diferencia y cuando el partido se pusiese bravo, Argentinos perdería por una grave lesión a su pistón y alma mater, el pequeño, metedor y talentoso Ezequiel Ham. Entonces, le sería más fácil sostener su victoria y aumentarla exageradamente en el final.

Azul y oro
El partido fue bueno, con las limitaciones de espacio que la cancha de La Paternal conlleva, y si lució por debajo de lo esperado no fue por culpa del local, cuya dotación es bastante menos importante que la de Boca. En trámite más bien parejo, los Bichos Colorados estaban para hacerse de la ventaja parcial pero o le sacaban un gol en la línea, o le cobraban offside, en medio de ciertas dudas, o fallaba el remate.
La tarea de Reinaldo Lenis, morocho y flaco, oriundo de Cali, enloquecía a Fabián Monzón o al mismo Cata Díaz, si les daba por salir al mano a mano. No se entendía cómo, pero entre colombiano y el medio campo magnífico de Ham, Cristian Ledesma y Luciano Cabral habían demostrado que los muchachos de Pipo Gorosito que estaban para el gol inicial del partido, pero las postergaciones del grito llegaban ya al final del primer tiempo. En ese instante final, en segundos nada más, se escribió la pagina más importante de la historia pequeña, trivial y entretenida del partido. La cosa fue así: «Tomó Tevez, se fue escapando en paralelo al área hacia su derecha como para pegarle mejor y le dio con un caño, como suele decirse, para colgarla del ángulo superior derecho del arco de la calle San Blas».
Ese fue más o menos el relato. Los árboles que superan largamente al muro que separa la cancha de la vereda se quedaron mudos, indiferentes, sin que se les moviera una hoja. Como si fuese la justicia que sabe mirar para otro lado.
Pero no sería lo único. Faltaba más. Lenis, que tenía una amarilla, empezaría a pronunciar la brecha, porque al pitar el árbitro Álvarez, ya terminado el periodo, le dio por agredir a Lodeiro. El juez, que anduvo flojo de papeles, decidió echarlo pero recién cuando empezaba el segundo tiempo, lo cual pareció un error que terminó con Lenis enloquecido con Lodeiro, quien lo habría agredido con un feo acto discrimiantorio. Después vino el segundo gol, una genialidad del citado volante oriental habilitando a Tevez, de gran definición y ahí pareció que se terminaba todo. Pero no. Ham consiguió descontar y el partido se hizo tenso, imprevisible y ciertamente impreciso, porque hay que decir que Boca nunca aportó lo que puede.
Y sobre todo, hay que marcar el infortunio de una acción de Carlitos Tevez que cambió gloria por insultos de la tribuna local cuando fracturó justamente al pequeño héroe Ham. El juez no lo expulsó y eso aumentó los fastidios que atraparon al estadio hasta el final.

Desde allá arriba
Boca se quedó en lo más alto del torneo con la personalidad de un líder, o sea una frase más bien publicitaria, para ocultar su tarea más flojita de los últimos partidos.
Pero San Lorenzo no lo va a dejar tranquilo hasta el última fecha. Anoche el trabajado equipo del Patón Bauza jugó un muy buen primer tiempo, motivado, pujante, electrizante. En la segunda etapa, la Academia le ganó la mitad de cancha y le mojó la oreja cuando un extraordinario disparo de Pillud se clavó abajo, junto al poste de de Torico.
La sensación era que el partido, vibrante, interesante, de ida y vuelta, iba derecho al empate final. Pero lo que ocurrió con ese chutazo desde afuera del área del jugador racinguista, fue que aflora el generoso, enorme, incomparable amor propio de San Lorenzo.
Que fue por más. Y justamente Mas anticipó a Saja y convirtió el segundo para decretar una victoria clave, rehabilitadora, alte el rival que lo había marginado pocas horas antes en la Copa Argentina.
Los dos puntos entre Boca y San Lorenzo se mantienen después de una fecha más. Los dos sortearon escollos complicados. Así la pelea, pareja, vibrante, conmovedora, promete mantenerse hasta el final. Así habrá atractivo asegurado.