Esto lo hizo posible Bielsa. No sólo puso al Bilbao en la final de la Copa del Rey, cosa que ya había sucedido hace unos años: colocó al equipo vasco en ese lugar del fútbol europeo, con recursos que no conocían prácticamente los países vascos, un fútbol ofensivo, casi lujoso para lo que acostumbraban. Cuando el Bilbao estuvo en la otra final, era un equipo defensivo y en la aventura había conseguido resultados que le permitían lo que ahora con un futbol excelso, aplaudido en toda Europa. De la mano de Bielsa.
Por supuesto que jugador por jugador, historia por historia, presente por presente, Barcelona es más que el Bilbao. Jugar ante ese equipo necesitado, con hambre, es una cosa que dificulta aún más la tarea de Bielsa. El Barca se quedó sin la Champions, y sin el torneo de Liga y sólo le queda para salvar esta etapa futbolística, un triunfo. Se sabe superior y cuenta con Messi en la cancha. Cuando uno mira la formación del Bilbao sólo reconoce algunos nombres que podrían estar en otros equipos de la liga española. Javi Martínez, Iturraspe, Fernando Llorente. Es la columna vertebral de un equipo que jugará de igual a igual. Por encima del gentío que habrá en el Calderón, y más allá de lo que tengan que soportar los integrantes de la corona de España, resistidos siempre en esta circunstancia por quienes tienen ilusiones separatistas, pero mucho más ahora por lo que ocurrió en esta España que se debate en la desocupación y una cierta desesperanza, con el rey cazando elefantes o involucrado en historias amorosas.
Sí, por sobre todo estas connotaciones políticas, está el hecho que un argentino será otra vez campeón de la Copa del Rey. Puede ser Messi, el inmenso Lionel, cada día más el mejor del mundo. Puede ser Bielsa. Uno de los hombres más éticos, más probos y más sabios que el fútbol argentino haya dado. Es sentimiento del cronista expresar que le asiste la esperanza, difícil de concretarse, de que sea el modesto equipo bilbaíno, el de Bielsa, el que siempre ataca, el del fútbol jugado con herramientas modestas pero con una capacidad que ilusiona no sólo a los vascos sino al fútbol en el general, el que alce la Copa en la noche madrileña.
Víctor Hugo